30.06.2020 Views

Food & Wine Junio 2020

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

LO DECÍAN LAS ABUELAS Y LOS EXPERTOS LO<br />

CONFIRMAN: NO HAY QUE MIRAR A LA<br />

NOPALERA, SÓLO CUANDO TIENE TUNAS.<br />

por mariana camacho | fotos juan pablo tavera<br />

HACE SEIS AÑOS, en 2014, el chef Jean Georges Vongerichten<br />

se enamoró de los nopales. Era una tarde de<br />

primavera soleada de Los Cabos —de esas en las que<br />

cualquiera podría tener un flechazo— y su equipo se<br />

preparaba para la cena en la cocina de Seared, el<br />

restaurante que lleva su firma dentro del hotel One<br />

& Only Palmilla.<br />

“¿Cómo preparas esto?”, me preguntó agitando las<br />

paletas verdes del cactus que alguien, en un gesto de<br />

hospitalidad muy mexicano, puso en sus manos.<br />

Sin reparar mucho le dije que, a mi gusto, la mejor<br />

forma de comerlos es en la versión curada con sal.<br />

“Aunque hay otras formas de prepararlos”, advertí.<br />

Con el escueto trozo de información que salió de mis<br />

palabras él se dio la vuelta enseguida y sin chistar se<br />

dispuso a poner la teoría a prueba. Curó los nopales,<br />

probó un bocado, sus ojos se abrieron como platos y<br />

el resto es historia, los nopales tenían un nuevo fan.<br />

Partiendo mesa<br />

Son curiosos, los nopales. Su consistencia babosa parte la<br />

mesa entre amantes y detractores. No hay medias tintas.<br />

Uno aprende a quererlos —yo de niña los miraba con<br />

recelo— o a odiarlos a ultranza, casi siempre sin remedio.<br />

Algunos achacan el mal a su consistencia babosa del<br />

mucílago, a pesar de que la herbolaria mexicana enseña<br />

que tiene propiedades fantásticas para el cuidado de la piel.<br />

A mi me los recetaban “porque tenían calcio”, “porque<br />

ayudan contra el colesterol”; “porque es lo que hay y te lo<br />

comes”, al menos tres veces por semana.<br />

A pesar de su constante presencia en la mesa, me parece<br />

que durante lustros se habló poco de los nopales. La<br />

discusión no trascendía del círculo. Amarlos, odiarlos, ese<br />

era el dilema. Los nopales estaban ahí, calladitos. Eran<br />

parte del menú —preparados con caldillo de jitomate, en<br />

ensalada con rábano y cebolla, asados con un trozo de<br />

queso o cocidos en un cazo de cobre— pero no estaban en<br />

la conversación, eran un acompañante secundario, el<br />

sustituto de la masa, la guarnición.<br />

Cuando los humanos decidimos poner una lupa sobre<br />

la alimentación, los nopales aparecieron bajo los reflectores<br />

con un nuevo atractivo.<br />

Se convirtieron en las<br />

Son curiosos,<br />

los nopales.<br />

Su consistencia<br />

babosa<br />

parte la mesa<br />

entre amantes<br />

y detractores.<br />

No hay medias<br />

tintas.<br />

Uno aprende<br />

a quererlos.<br />

estrellas del show y en el<br />

superhéroe del cuento, por<br />

nutritivos —nuestras<br />

abuelas tenían, otra vez, la<br />

boca llena de razón—.<br />

Cargados de vitaminas y<br />

minerales, se abrieron<br />

paso en la familia de los<br />

superalimentos y, ahora sí,<br />

empezamos a escuchar<br />

con más regularidad al<br />

respecto. Una tortilla de<br />

maíz equivale a tres de<br />

nopal, decían algunos.<br />

Deshidratados son el<br />

mejor snack, clamaban<br />

en otro lado.<br />

Cuando el chef Jorge<br />

Vallejo abrió Quintonil,<br />

tocó una fibra sensible de<br />

nuestros paladares para<br />

limpiarlos al final de la<br />

comida, con una nieve de nopal con un punto de acidez<br />

y sal muy exacto. Era tan bueno, tan fresco y tan breve el<br />

bocado que todos sus comensales —o bueno, los que me<br />

constan— corrían a decirle: “Me encanta, ¿no la vendes<br />

para llevar?”.<br />

JUNIO | JULIO <strong>2020</strong> 29

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!