Libro blanco de Desnutrición clínica - SENPE
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Ética y <strong>de</strong>snutrición hospitalaria<br />
En nuestro medio, en una cultura diferente<br />
a la anglosajona, con importantes influencias<br />
semíticas, la familia interpreta como cuidado<br />
la alimentación artificial en relación con el<br />
parecido <strong>de</strong> los nutrientes con los alimentos<br />
y según la vía <strong>de</strong> administración. Es <strong>de</strong>cir, la<br />
nutrición enteral podrá ser consi<strong>de</strong>rada más<br />
como un cuidado, por su mayor parecido a<br />
la alimentación natural, frente a la nutrición<br />
parenteral. En España la jurispru<strong>de</strong>ncia está<br />
en manos <strong>de</strong> los legisladores: los jueces no<br />
tienen capacidad <strong>de</strong> cambiar las normas. Hace<br />
falta un <strong>de</strong>bate social sobre las <strong>de</strong>cisiones<br />
terapéuticas en esta materia, un <strong>de</strong>bate que<br />
permita generar un cambio social por el que<br />
las directivas anticipadas y el testamento vital<br />
sean una realidad.<br />
PERSPECTIVA DE<br />
LOS GESTORES<br />
Por último si analizamos la medida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l gestor, como representante<br />
que vela por la sociedad, hay que consi<strong>de</strong>rar<br />
algunos aspectos fundamentales. Es importante<br />
recordar que los bienes <strong>de</strong>stinados a la<br />
salud son finitos; por tanto, es fundamental<br />
hacer un uso racional <strong>de</strong> los mismos, es <strong>de</strong>cir,<br />
es fundamental “racionalizar” para no tener<br />
que lamentarnos por tener que “racionar”.<br />
Establecer la racionalidad <strong>de</strong> los tratamientos<br />
obliga a consi<strong>de</strong>rar la utilidad <strong>de</strong><br />
los mismos. La futilidad representa un juicio<br />
clínico acerca <strong>de</strong> que una intervención no alcanzará<br />
un objetivo concreto en un paciente<br />
<strong>de</strong>terminado. Racionar, que se basa en una<br />
teoría <strong>de</strong> justicia social, significa negar, por lo<br />
menos a una persona que podría beneficiarse<br />
<strong>de</strong> ello, una intervención que proporciona un<br />
beneficio. Si una intervención es fútil, lo es,<br />
exista abundancia o escasez <strong>de</strong> recursos.<br />
El gestor está obligado a velar por mantener<br />
un principio <strong>de</strong> justicia equitativa don<strong>de</strong><br />
la relación coste-benéfico permita establecer<br />
las priorida<strong>de</strong>s. A<strong>de</strong>más, todas las <strong>de</strong>cisiones<br />
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en esta materia <strong>de</strong>ben ser universales, <strong>de</strong> conocimiento<br />
público y establecidas a priori,<br />
es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>ben estar pre<strong>de</strong>finidas para que<br />
todos conozcamos las reglas <strong>de</strong>l juego.<br />
Podríamos <strong>de</strong>cir que en líneas generales<br />
los criterios más habituales para <strong>de</strong>cidir<br />
sobre la retirada <strong>de</strong> un tratamiento, en este<br />
caso la nutrición artificial, son el <strong>de</strong> futilidad<br />
y el análisis <strong>de</strong> las cargas, ya que, como<br />
hemos comentado, la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la<br />
medida como parte <strong>de</strong>l cuidado no plantea<br />
estas dudas.<br />
Cuando indicamos que un tratamiento es<br />
fútil, expresamos que no es útil o eficaz para<br />
el objetivo para el que ha sido diseñado. Sin<br />
embargo, en ocasiones un tratamiento pue<strong>de</strong><br />
ser fútil en alcanzar un <strong>de</strong>terminado objetivo<br />
pero eficaz en conseguir otro. Por ejemplo,<br />
la administración <strong>de</strong> nutrición artificial por<br />
vía parenteral en un paciente oncológico,<br />
para el que se ha <strong>de</strong>sestimado todo tipo<br />
<strong>de</strong> tratamientos curativos, pue<strong>de</strong> ser fútil<br />
para optimizar la respuesta al tratamiento<br />
oncológico y para evitar la progresión <strong>de</strong><br />
la enfermedad, pero, sin embargo, pue<strong>de</strong><br />
ser útil para mejorar la calidad <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>l<br />
paciente y evitar la muerte <strong>de</strong>l mismo por<br />
<strong>de</strong>snutrición. Nuestro objetivo no siempre es<br />
valorar la utilidad fisiológica, sino también la<br />
utilidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>l paciente.<br />
Realmente la futilidad enuncia la efectividad<br />
o no <strong>de</strong> un tratamiento, es <strong>de</strong>cir, la capacidad<br />
que un tratamiento tiene <strong>de</strong> alterar<br />
el curso natural <strong>de</strong> la enfermedad, y a<strong>de</strong>más<br />
el beneficio, por otro lado, es <strong>de</strong>terminado<br />
por el paciente al evaluar los resultados que<br />
obtiene con el tratamiento en análisis.<br />
En circunstancias como éstas nos planteamos<br />
si estamos aplicando medidas <strong>de</strong>sproporcionadas<br />
o extraordinarias o no indicadas,<br />
cayendo en un encarnizamiento terapéutico. O<br />
bien, si lo negamos o <strong>de</strong>cidimos la supresión<br />
<strong>de</strong>l tratamiento (hidratación o nutrición artificial)<br />
previamente indicado, si colaboramos con<br />
una muerte más temprana (éste es el escenario<br />
en el que nos po<strong>de</strong>mos encontrar).