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Literatura visual urbanaClaudia KozakPor segun<strong>da</strong> vez, ante la numerosa indiferencia de los muchos, la voluntariaincomprensión de los pocos i el gozo espiritual de los únicos, alegramos conversos las paredes.Volvemos a crucificar nuestros poemas sobre el ocaso de las mira<strong>da</strong>s.Eduardo González LanuzaPrisma, n 0 2, marzo de 1922De 1989 a 1994 se editaron en Viedma 18 números de la revista muralCavernícolas, dirigi<strong>da</strong> por Alberto Fritz. Durante la déca<strong>da</strong> del 80 y hasta el4 de octubre de 1991, fecha de su muerte, Cachilo, “el poeta de los muros”dejó huella en las paredes de la ciu<strong>da</strong>d de Rosario de una palabra poéticade corte más bien tradicional aunque también enajena<strong>da</strong> – en los múltiplessentidos que a este adjetivo se le pue<strong>da</strong>n <strong>da</strong>r –:Unas frases declama<strong>da</strong>s innumerables veces, hace ya mucho tiemporemani<strong>da</strong>s, me sirven aquí de epígrafe. No se trata sólo, por qué no, devoluntad de anacronismo. Más bien se trata de <strong>da</strong>r lugar al trazado dealgunas escenas sueltas, que permiten formular ciertas preguntas acercade la literatura y sus límites en el siglo XX.Primero, la escena más renombra<strong>da</strong>: en diciembre de 1921 o en marzode 1922 (según se trate del primero o segundo número), Eduardo GonzálezLanuza, Jorge Luis Borges, Francisco Piñero y Guillermo Juan Borges salíande noche cargados con baldes de engrudo y escaleras a empapelar la ciu<strong>da</strong>dde Buenos Aires con la revista mural Prisma: “(...) caminábamoskilómetros – dice Borges – pegando las hojas a lo largo de Santa Fe, Callao,Entre Ríos y México”. 2Y luego de la más renombra<strong>da</strong>, una serie algo caótica de escenasmás recientes: entre 1985 y 1994 los poetas mateístas de Bahía Blanca,acompañados por varios artistas plásticos, pintaron sobre las paredes desu ciu<strong>da</strong>d murales y poemas propios y ajenos:Papá, me pusiste en la cesta / y sigo río abajo / (na<strong>da</strong> más que limo en las orillas, /pequeñas hogueras a veces, / en los ojos de quienes esperan / ver pasar un cadáver).Fabián Alberdi 3En 1994, la última acción de los mateístas selló la pared con un versode César Vallejo: Hasta el día en que vuelva, de esta piedra.Puertas que abras, donde mueren las palabras empiezan las letras.Hombre pena./ sangre y arena. –Cartero / hombre hormiga / basurero / mosca / digaNo hagas mal a nadie / que nadie te vá a matarTenés que morir de anciano / paisanoCadáver resto, disculpe si molesto 4En abril de 1999 la revista mural Paré comenzó a ser pega<strong>da</strong> en lasparedes de la ciu<strong>da</strong>d de Posa<strong>da</strong>s. En ca<strong>da</strong> número, diferentes hojas tamañoA3 (29,7 x 42 cm), pega<strong>da</strong>s en distintos sitios trataban una misma temáticadesde perspectivas y abor<strong>da</strong>jes diferentes, con el resultado de propiciardiversi<strong>da</strong>d de recorridos de lectura. En Buenos Aires, desde mediados delos 90, aparecieron varias series de graffitis / poemas firmados por el grupoLos Sujetos o por Kermarak. En Santa Fe, el grupo Las Puertas son deAdorno escribía frases que actuaban políticamente sobre el espacio urbanoen forma más bien transparente, pero también algunas otras aligera<strong>da</strong>sde su función comunicativa por el peso de una torsión poética.Las escenas podrían continuar. En Rosario, entre 1960 y 1970, “el poetamanco” hizo uso de las paredes de la ciu<strong>da</strong>d con versos de Felipe Al<strong>da</strong>na;existió también un proyecto de revista mural llama<strong>da</strong> El teléfono que,aunque nunca fue pega<strong>da</strong> en las paredes, tenía previstos siete númerosca<strong>da</strong> uno dedicado a otro escritor rosarino 5 ; en un texto de María InésLaboranti 6 se nos habla de un graffitero lector de novelas que imprimía30 ~ ~ 6.2 | 2007

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