SELVA VIDA
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<strong>SELVA</strong> <strong>VIDA</strong>: DE LA DESTRUCCION DE LA AMAZONIA AL PARADIGMA DE LA REGENERACION<br />
hierro el principio de menos Estado y más mercado; menos estructuras colectivas y<br />
más individualismo, dogmas del catecismo neoliberal que en su tiempo impusieron<br />
Ronald Reagan y Margaret Thatcher.<br />
En este ciclo, el miedo es un componente necesario e imprescindible de la crisis.<br />
Porque hay que esperar, dice la famosa periodista y escritora canadiense Naomi Klein,<br />
en La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre (2010: 27), “a que se<br />
produjera una crisis de primer orden o estado de shock, y luego vender al mejor postor<br />
los pedazos de la red estatal a los agentes privados mientras los ciudadanos aún se<br />
recuperan del trauma para rápidamente lograr que las reformas sean permanentes”.<br />
Para la acumulación capitalista, el fin justifica los medios. Si es preciso y necesario<br />
saquear y extraer la naturaleza hasta el agotamiento, hay que hacerlo; si para lograr<br />
que el 1% de los ricos de Estados Unidos sigan controlando el 50% de toda la riqueza<br />
de ese país y el 30% de la riqueza mundial es necesario desatar una tercera guerra<br />
mundial, hay que hacerlo.<br />
Coincidiendo con esta hipótesis, el Laboratorio Europeo de Anticipación Política<br />
(LEAP), en su revista de Anticipación Política, MAP, ha formulado la predicción de una<br />
guerra en América Latina para el control de las riquezas vitales del nuevo proceso de<br />
acumulación capitalista. Dice la publicación: “El hombre siempre ha utilizado las armas<br />
que ha desarrollado, el mundo acostumbra salir de las crisis sistémicas con una gran<br />
guerra, después de la cual se dan las condiciones para el nuevo orden”. 2<br />
La oleada de extractivismo desenfrenado que ahora barre la Amazonía es parte de<br />
este proceso de la acumulación capitalista. Para justificarlo, legitimarlo, santificarlo, se<br />
pone en marcha una poderosa e implacable operación parecida a una cruzada a los<br />
lugares santos de extirpación de todas las idolatrías que adoren y respeten a la Madre<br />
Naturaleza: a los shamanes panteístas y animistas que son los jardineros de la naturaleza;<br />
a las culturas e identidades y a la memoria histórica; se pretende extirpar la soberanía<br />
de la Nación convirtiendo al Estado en rehén del gran capital; asistimos a una proceso de<br />
extirpación de la propiedad de las tierras y territorios de los pueblos indígenas aplicando<br />
un reglamento de la Ley de Consulta Previa de los Pueblos Indígenas que traiciona el<br />
espíritu del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).<br />
Porque con la extirpación de las idolatrías de la Madre Naturaleza, muere la propia<br />
naturaleza; mueren los dioses y la identidades; muere el agua y la propia vida. Muere<br />
Nugkui, la diosa de los Awajún y Wampis que provee la yuca, el alimento insustituible<br />
entre los Jíbaro-Jíbaro y cuyo mundo subterráneo está siendo destruido por la minería<br />
aurífera, la extracción petrolera y gasífera y la tala masiva del bosque.<br />
El extractivismo, funcional al nuevo ciclo de acumulación del capital, sigue su marcha<br />
indetenible en la Amazonía peruana con todo el poder que le otorga el gobierno de<br />
Ollanta Humala y la derecha económica y política que cogobierna con él.<br />
El proceso empezó con el colapso del Consenso de Washington, por los noventas<br />
del siglo XX, con los gobiernos de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García Pérez<br />
y ahora prosigue con tanta o más fuerza con Ollanta Humala Tasso.