SELVA VIDA
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<strong>SELVA</strong> <strong>VIDA</strong>: DE LA DESTRUCCION DE LA AMAZONIA AL PARADIGMA DE LA REGENERACION<br />
Del territorio a la tierra<br />
En su versión actual, las organizaciones indígenas aparecen a partir de 1969 cuando,<br />
en Oxapampa (Pasco), se fundó el Congreso Amuesha que luego de una crisis debida<br />
a una disputa de carácter político, tema que no es el caso abordar ahora, se convirtió,<br />
en 1981, en la Federación de Comunidades Nativas Yanesha (Feconaya) que funciona<br />
hasta hoy. La aparición de algunas federaciones en ese tiempo y la dinámica que se<br />
llevaba a cabo en el marco del gobierno militar liderado por el general Juan Velasco Alvarado,<br />
en el que se gestaba una ley que reconociera los derechos de las sociedades<br />
indígenas amazónicas (finalmente sería aprobada en 1974), fueron los detonantes de<br />
un proceso organizativo que se inició con mucho vigor. En el campo de las influencias<br />
externas fue de gran importancia la vitalidad que por entonces exhibía la Federación<br />
Shuar, en Ecuador, que había sido fundada a mediados de la década de 1950.<br />
En este proceso tampoco puede olvidarse la presencia de colegas que tejieron<br />
con las bases indígenas las reflexiones que llevaron al nacimiento de organizaciones,<br />
como Richard Smith, quien apoyó el nacimiento del Congreso Amuesha, y Stefano<br />
Varese, cuyo libro sobre los “campas” pajonalinos (llamados más tarde Asháninka), La<br />
Sal de los Cerros (1968), dio inicio en el Perú a la antropología amazónica. Su trabajo<br />
posterior desde el Estado impulsó la elaboración de una ley que ha sido fundamental<br />
para el reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas de la región.<br />
No es casual el nacimiento de esa primera organización en una zona como Oxapampa<br />
en la que los asentamientos Yanesha (o Amuesha como se los llamaba en<br />
aquel tiempo) habían quedado reducidos a su mínima expresión por el avance colonizador<br />
iniciado en 1850 por colonos alemanes y tiroleses y continuado más tarde por<br />
inmigrantes andinos. La presión que habían experimentado muchas familias indígenas<br />
había sido tal que años antes ya habían decidido marcharse hacia la cuenca del Palcazu,<br />
en búsqueda de nuevas tierras donde establecerse. Para entonces, la lucha por la<br />
tierra y no por el territorio, es decir, por esos últimos reductos que les habían quedado<br />
a modo de islas dentro de un mar de colonos y por aquellos que pudieran reconquistar,<br />
como lo hicieron luego de entablar pleitos a colonos y misioneros invasores, fue la<br />
motivación principal para organizarse.<br />
Un antecedente no muy lejano de este tipo de organizaciones fue la Asociación<br />
de Nativos Campas del Perené, fundada en Tsotanni, en 1959, cuando cerca de 120<br />
delegados indígenas se reunieron para discutir el tema de sus tierras ocupadas por<br />
la Peruvian Corporation, empresa británica que había recibido 500.000 hectáreas del<br />
Estado, a fines del siglo XIX, y por colonos andinos. Esa asociación estableció una<br />
alianza estratégica con el comité de colonizadores para enfrentar a la empresa como<br />
enemigo común (Casanto 1986)<br />
Desde entonces, las organizaciones indígenas han experimentado un crecimiento<br />
vertiginoso, teniendo como motivo principal la defensa de derechos colectivos, en es-