SELVA VIDA
10B4Nd
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guillermo delgado-p: suma qamaÑa-sumaq kawsay, vivir en socionatura<br />
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domina la ingeniosidad de las manos creadoras del progreso. Los yanomami dirían<br />
lo contrario, que ellos son uno con la naturaleza. Que dañar su ambiente equivale a<br />
dañarles a ellos mismos.<br />
Para cerrar esta parte, invitemos la siguiente historia que circula en la Amazonía<br />
en varias versiones, ésta fue recolectada por el antropólogo David Price (1989: 7-8) de<br />
la tribu amazónica de los ñambiqwara:<br />
La naturaleza había encargado a un cazador a cuidar una cueva cuya entrada era<br />
misteriosa. El cazador sólo podía silvar una vez al día, y de la cueva saldría el alimento<br />
del día. Un día, empero, el cazador tenía necesidad de ausentarse. Pidió a su tribu un<br />
sustituto. Antes de ausentarse, le explicó a su sustituto qué significaba cuidar la cueva,<br />
y le dió la clave para pedir el alimento del día. Quedó el amigo pensativo, tratando de<br />
entender las instrucciones para seguirlas.<br />
El primer día silvó y salió un chancho de monte, una capibara. La tribu no tardó en<br />
darle caza. El segundo día silvó, y de la cueva salió un conejito de indias, y los cazadores<br />
se miraron consternados e insatisfechos. “Habrá que comer nueces” —dijo uno.<br />
El tercer día salió una culebrilla muy raquítica. Desilusionado por la diminuta presa,<br />
el cazador volvió a silvar varias veces. Para sorpresa suya empezaron a escapar de<br />
la cueva todos los animales del bosque; ese día no pudo cazar a ninguno, y no hubo<br />
comida. La caza se hizo muy difícil desde entonces. El cazador le dijo a su clan que<br />
era necesario clarear un chaco.<br />
Nacía la necesidad de la agricultura temporal. El chaco empezó a echar el humo<br />
primordial en el momento en que la caza se hacía difícil. Los ñambiqwara aprendieron,<br />
desde entonces, a estar satisfechos con lo que la naturaleza les diera.<br />
La experiencia de la metamuerte<br />
Me he fijado que el corpus de la literatura etnológica ha transferido el concepto del<br />
chamanismo de las estepas del Tungus ruso para describir y homogeneizar similares<br />
prácticas que se encuentran entre los pueblos indígenas de las Américas. Sin duda,<br />
los culpables de esta homogeneización conceptual fueron antropólogo/as no-indígenas<br />
(Franz Boas) o filósofos de la historia (Mircea Eliade) que alteraron la especificidad<br />
cultural del ejercicio indígena de la metamuerte entre los especialistas que podrían<br />
describirse como curandero/as y que poseen nombres propios dependiendo de sus<br />
especialidades que comprenden el conocimiento psicosomático, hierberos o herbolarios,<br />
lectores de hojas de coca, ofrenderos que hablan con el cosmos, guardianes de<br />
las wak’as, apachetas o montañas sagradas, intérpretes de lo onírico, contadores del<br />
ciclo anual y periódico, lectores del firmamento, intérpretes de lo selénico. Nótese que<br />
caigo en el mismo error generalizador y homogeneizante al utilizar la palabra curandero.<br />
No existe texto en el corpus etnológico de las Américas que respete la especificidad<br />
cultural de estos homogeneizados “chamanes”. Casi todos los textos en inglés utilizan