2010_CEOCB_monografia San Jose Iturbide.pdf - Inicio
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<strong>San</strong> JoSé IturbIde<br />
66<br />
Con el designio de mejorar la condición de los habitantes de ella, alejando con bienes<br />
positivos sus tendencias a la rebelión, la propia legislatura expidió su decreto número<br />
102 en primero de diciembre de 1849, erigiendo un nuevo departamento del estado,<br />
denominándolo de “Sierra Gorda de Guanajuato”, compuesto de los partidos de <strong>San</strong><br />
Luis de la Paz, que fue su cabecera, del de <strong>Iturbide</strong> y del de Victoria, antes Xichú. Sus<br />
efectos posteriores, contrarios a la intención benéfica del legislador que los dictó, fueron<br />
el golpe de gracia mejor asestado, y a la rémora más formidable para entorpecer la vía<br />
de progreso en que los habitantes de <strong>Iturbide</strong> y su demarcación se habían colocado por<br />
sí mismos.<br />
El Señor Don Francisco Martínez de Lejarza, primer Jefe Político del departamento,<br />
dio principio a sus funciones en primero de junio de 1850 y terminó en fin de diciembre<br />
de 1851. Su administración pública fue prudente, activa y cual correspondía al estado<br />
de agitación consiguiente a la inmediata anterior resurrección, y cual necesitaba la<br />
mutua reconciliación de los ánimos, más las dificultades indefectibles al principio de<br />
toda institución. El corto tiempo de su periodo, y por no haber podido contar durante él<br />
con los recursos indispensables, le impidieron realizar sus loables intenciones. Debe<br />
haber contribuido a ello el desacuerdo que surgió a la sazón entre el gobierno y la<br />
legislatura, desacuerdo de que hace mención la memoria del mismo gobierno, impresa<br />
en aquella época y precisamente suscitados sobre ese decreto y otro concordante, con<br />
referencia al departamento de Sierra Gorda. Parece que tampoco pudo el Señor Lejarza<br />
contar con la independencia necesaria, para obrar conforme a sus inspiraciones<br />
propias, con la libertad que ellas demandan.<br />
Desde primero de enero, a fines de diciembre de 1852, gobernó el departamento de<br />
Sierra Gorda con la misma investidura de Jefe Político el Señor Don Antonio Acevedo,<br />
bajo sus mejores auspicios y desarrollando el apoyo en ellos desde luego, su fecunda<br />
inteligencia, su actividad infatigable, y cuantas más bellas cualidades le eran<br />
características de adornar a un funcionario. Comenzó a promover la realización y<br />
a realizar en parte de su competencia, los bienes positivos que fueron los del cuerpo<br />
legislativo del estado y el fundamento expreso de sus resoluciones en favor de estos<br />
pueblos, los que ya preveían un placentero porvenir, pero el célebre y memorable plan<br />
político de Jalisco, triunfante a fines del año de 1852, desde luego alejó toda esperanza<br />
no ya de remediar o mejorar en parte la situación, si no hasta de la permanencia de<br />
ella como se hallaba. Los resultados fueron la confirmación de ese juicio desfavorable,<br />
formado inmediatamente. (Morelos, 1997).