1998 Bolonia - Conferencia Interprovincial de Dominicos de ...
1998 Bolonia - Conferencia Interprovincial de Dominicos de ...
1998 Bolonia - Conferencia Interprovincial de Dominicos de ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
criatura. Esta misión remite a la eterna processio <strong>de</strong>l Hijo a partir <strong>de</strong>l Padre,<br />
y <strong>de</strong>l Espíritu Santo a partir <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong>l Hijo. Como participación en la<br />
misión divina, nuestra misión no liene otro objetivo que el <strong>de</strong> conducir toda<br />
la creación a la comunión <strong>de</strong> la vida divina.<br />
En el terreno <strong>de</strong> la creación, la misión implica un cambio <strong>de</strong> lugar, una<br />
separación entre el que envía y el enviado y, con ello, una transformación. La<br />
misión <strong>de</strong> una persona divina se hace, como dice Tomás <strong>de</strong> Aquino, sin sepa-<br />
ración. Cuando Jesús envía a sus discípulos, tienen que alejarse <strong>de</strong> él y, a su<br />
vuelta, contarle lo que han hecho (Lc 9, 10). Pero, cuando el Hijo es enviado<br />
al mundo por el Padre, continúa unido a él en todo lo que piensa, dice y hace.<br />
Si vivimos en la misión <strong>de</strong>l Hijo, no nos envía lejos <strong>de</strong> él sino que nos permi-<br />
te estar en él y con él, don<strong>de</strong> él está (Jn 17, 24).<br />
Esta misión «sin separación)) <strong>de</strong>viene la vocación <strong>de</strong> los creyentes gracias<br />
al Espíritu Santo, que el Resucitado envía. Los discípulos <strong>de</strong>scubren esta<br />
vocación <strong>de</strong> manera dolorosa, como el reverso <strong>de</strong> su experiencia <strong>de</strong> la reti-<br />
rada <strong>de</strong> Jesús bajo su forma terrestre y familiar. El Resucitado se sustrae a<br />
María Magdalena, que lo busca en la tumba vacía y que quiere retenerlo; pero<br />
la envía a sus hermanos, portadora <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong> la resurrección: apostolo-<br />
runz apostola. Cuando los discípulos <strong>de</strong> Emaús reconocen a Jesús en la frac-<br />
ción <strong>de</strong>l pan, se sustrae a ellos, no para retirarse a una ausencia, sino para<br />
esa nueva presencia que es la misión en el Espíritu Santo. Apren<strong>de</strong>n a reco-<br />
nocerle en su corazón ardiente, en la fracción <strong>de</strong>l pan y en la Eucaristía, en<br />
sus conversaciones y su predicación a los hermanos y hermanas, en la comu-<br />
nión con los que han encontrado al Resucitado. En una palabra: en la comu-<br />
nidad <strong>de</strong> la Iglesia.<br />
Así se cumple la palabra <strong>de</strong> Jesús: «Es mejor para vosotros que yo me vaya;<br />
porque, si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros. Mas, si me voy, os lo<br />
enviaré»(Jn 16,7). Llamados en el Espíritu Santo, nos hacemos uno con<br />
Jesucristo en su misión permanente para la salvación <strong>de</strong> toda la creación. La<br />
misión es el <strong>de</strong>scanso en el movimiento <strong>de</strong> Dios y el movimiento <strong>de</strong> hacer par-<br />
ticipar a toda criatura, con su sufrimiento y su soledad, en el <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> Dios<br />
que se manifiesta en la compasión <strong>de</strong>l Hijo y la proximidad <strong>de</strong>l Espíritu.<br />
3.1. Las condiciones <strong>de</strong>l diálogo<br />
3.1.1. El don dr esctlchar<br />
La palabra clave es aquí la <strong>de</strong> diálogo. Conviene explorar sus dimensiones.<br />
Para que un diálogo sea verda<strong>de</strong>ro, hace falta tener algo que <strong>de</strong>cir y <strong>de</strong>sear