1998 Bolonia - Conferencia Interprovincial de Dominicos de ...
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continúa estando siempre con nosotros al vivir nuestra vocación. La realidad<br />
<strong>de</strong> la llamada <strong>de</strong> Dios, nuestra aceptación y la aprobación <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n es la<br />
razón por la que po<strong>de</strong>mos llamarnos hermano o hermana; es el fundamento<br />
<strong>de</strong> nuestra <strong>de</strong>mocracia y la raíz <strong>de</strong> nuestra madurez espiritual como indivi-<br />
duos y como comunidad. Participamos <strong>de</strong> la plenitud <strong>de</strong> Cristo y comparti-<br />
mos esta plenitud con nuestros hermanos o hermanas dominicos y con la<br />
gente a la que servimos.<br />
2. La oracióli: Estamos llamados a una oración más profunda, recono-<br />
ciendo la presencia <strong>de</strong> Dios, acercándonos a Él y abrazándolo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el centro<br />
<strong>de</strong> nuestro ser.<br />
Nuestra relación con Dios, es <strong>de</strong>cir nuestra vida <strong>de</strong> oración, permite que<br />
nos abramos al otro y que vivamos en comunidad. En la práctica <strong>de</strong> la ora-<br />
ción personal, apren<strong>de</strong>mos algo sobre la importancia <strong>de</strong> afirmarnos unos a<br />
otros, <strong>de</strong> escuchar, <strong>de</strong> superar el miedo <strong>de</strong> compartir la propia fe. El compar-<br />
tir las experiencias <strong>de</strong> oración, o cualquier otra experiencia espiritual con una<br />
o dos personas o en grupos pequeños, pue<strong>de</strong> ser el inicio <strong>de</strong> una nueva liber-<br />
tad y apertura. Esto ayuda al <strong>de</strong>sarrollo humano y es un buena base para una<br />
vida afectiva sana.<br />
3. Vocación y conzulzidad: Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l plan creador <strong>de</strong> Dios,<br />
las personas <strong>de</strong>ben relacionarse las unas con las otras. Para que se dé progreso<br />
personal y para el cumplimiento <strong>de</strong> la vocación dada por Dios, se necesita una<br />
referencia mutua. Solamente estando juntos pue<strong>de</strong>n crecer los dones parti-<br />
culares y ser éstos útiles para los <strong>de</strong>más. Lo que es una regla para todos, se<br />
aplica <strong>de</strong> manera especial a nosotros como comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> hermanos y her-<br />
manas predicadores. Animado por la Palabra <strong>de</strong> Dios, quien quiera anunciar<br />
el amor y la compasión <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>be dar testimonio con su propia vida <strong>de</strong><br />
que hemos sido creados los unos para los otros. Esta es la razón por la que<br />
"tener un sólo corazón y una sola alma en Dios" (Regla <strong>de</strong> San Agustín), es y<br />
continúa siendo la proclamación más importante <strong>de</strong> la Palabra que nuestras<br />
comunida<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n dar. La falta <strong>de</strong> interés mutuo y la propia realización,<br />
entendida <strong>de</strong> un modo egoísta e individualista, es siempre una contradicción<br />
<strong>de</strong> nuestra predicación.<br />
4. El aconzpañanziento: El acompañamiento es más que una oferta que<br />
hacemos a los nuevos dominicos. Es parte <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> nuestra vida común.<br />
Nos acompañamos los unos a los otros en la vida fraterna. Algunos herma-<br />
nos nos ayudan y acompañan porque nos compren<strong>de</strong>n y están por <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong> nosotros en la vida dominicana. Otros escuchan pacientemente todas nues-<br />
tras preguntas y nos ayudan a i<strong>de</strong>ntificar nuestros problemas y <strong>de</strong>scubrir<br />
la dirección que <strong>de</strong>bemos tomar. Para que esto sea realidad tenemos que