1998 Bolonia - Conferencia Interprovincial de Dominicos de ...
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"...La vztelta a una siniplicidad nzaniflesta <strong>de</strong> vida que<br />
daría una nueva autoridad a tzuestras palabras, nos reuniría<br />
en una coniunidad más p~ofilnda, y atraería incltiso<br />
nzuchas y seguro qtie excelentes vocaciones" (Relatio<br />
Magistri Ordinis <strong>de</strong> statu Ordinis <strong>1998</strong>, 5, 5).<br />
204. El modo <strong>de</strong> tratar los asuntos económicos expresa hoy día lo que una<br />
persona o grupo cree y aquello en lo que pone realmente su confianza: "Don<strong>de</strong><br />
está tu tesoro allí está también tu corazón'' (Mt 6, 21). No solo nuestra predi-<br />
cación sino también nuestra administración económica <strong>de</strong>be ser un signo real<br />
<strong>de</strong> que hemos puesto nuestra confianza en el Señor, compartiendo los recur-<br />
sos económicos, cuidando nuestras propieda<strong>de</strong>s, y usando todo ello en el ser-<br />
vicio a los <strong>de</strong>más, especialmente en un mundo don<strong>de</strong> las diferencias en el nivel<br />
y calidad <strong>de</strong> vida son tan marcadas.<br />
En ciertos momentos <strong>de</strong>cisivos (kairoi) nosotros -sea personal o comuni-<br />
tariamente- podremos estar llamados a <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> las posesiones que<br />
hemos adquirido. La acumulación <strong>de</strong> bienes, bien sea a nivel local, nacional<br />
o internacional, está en contradicción con la predicación <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> Dios<br />
que es la prioridad <strong>de</strong> la comunidad.<br />
A nivel personal cada uno tiene que discernir cómo satisfacer <strong>de</strong>l mejor<br />
modo posible las necesida<strong>de</strong>s más auténticas, tanto las propias como las <strong>de</strong><br />
los <strong>de</strong>más, sin <strong>de</strong>jarnos arrastrar por el gran escaparate <strong>de</strong> bienes que nues-<br />
tro mundo consumista nos induce a <strong>de</strong>sear y comprar. Las necesida<strong>de</strong>s mate-<br />
riales <strong>de</strong> una persona no <strong>de</strong>ben suprimir los valores <strong>de</strong> participación, sosiego,<br />
amistad, sentido <strong>de</strong> la vida e i<strong>de</strong>ntidad que maduran cuando los compartimos.<br />
Cada uno <strong>de</strong> nosotros está llamado a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la dignidad trascen<strong>de</strong>nte pro-<br />
pia <strong>de</strong> cada ser humano. Ser testigo <strong>de</strong> esto es muv exigente sobre todo <strong>de</strong> cara<br />
a una economía <strong>de</strong> mercado que con frecuencia trata a la gente, sobre todo a<br />
los pobres, poco menos que como si fueran bienes <strong>de</strong> consumo.<br />
La vida comunitaria ofrece un marco a<strong>de</strong>cuado a todos sus miembros para<br />
discernir las necesida<strong>de</strong>s que tienen y ver cómo satisfacer <strong>de</strong>l mejor modo<br />
posible las auténticas. Esto variará <strong>de</strong> unas personas a otras, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong><br />
sus cualida<strong>de</strong>s, carácter, salud, obligaciones y compromisos apostólicos, en<br />
todo aquello que no se oponga al bien común.