1998 Bolonia - Conferencia Interprovincial de Dominicos de ...
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La madurez requiere también el sentido <strong>de</strong>l otro, como diferente <strong>de</strong> mí. Esto<br />
implica la escucha y el respeto <strong>de</strong>l otro, el esfuerzo por compren<strong>de</strong>r sus pen-<br />
samientos y <strong>de</strong>seos, guardando un sentido <strong>de</strong> la propia i<strong>de</strong>ntidad. Otro com-<br />
ponente es la capacidad <strong>de</strong> discernir y <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir en medio <strong>de</strong> las situaciones,<br />
<strong>de</strong> adaptarse o <strong>de</strong> oponerse a ellas. La madurez implica también la capacidad<br />
<strong>de</strong> asumir los conflictos y los fracasos.<br />
Durante el proceso <strong>de</strong> formación, se <strong>de</strong>ben enfrentar los <strong>de</strong>safíos <strong>de</strong> la<br />
maduración, teniendo en cuenta que ciertos aspectos <strong>de</strong> la vida religiosa pue-<br />
<strong>de</strong>n propiciar la inmadurez. Por ejemplo, situaciones infantilizantes en el ámbi-<br />
to <strong>de</strong> la obediencia; la ausencia <strong>de</strong> referencia a realida<strong>de</strong>s apremiantes como<br />
educar a los hijos y ganarse la vida; frustraciones relacionadas con el dinero,<br />
el placer, el salario o el alojamiento, que pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>jar a un hermano en esta-<br />
do <strong>de</strong> semi-adolescencia.<br />
2. Oración y diálogo: La vida <strong>de</strong> oración, con el silencio interior que exige<br />
y con la meditación <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios que supone, contribuye al <strong>de</strong>spren-<br />
dimiento personal, necesario para la maduración. Nos reenvía sin cesar al<br />
conocimiento personal y a la verda<strong>de</strong>ra soledad. Nos confronta a nosotros mis-<br />
mos, nos invita a <strong>de</strong>senmascaramos y a purificar nuestras motivaciones. Para<br />
que la vida <strong>de</strong> oración sea benéfica <strong>de</strong>be ser autentificada por la conversión<br />
en la vida diaria: "Cuando presentes tu ofrenda en el altar, si te acuerdas que<br />
tu hermano tiene algo contra ti, <strong>de</strong>ja tu ofrenda y ve a reconciliarte con tu her-<br />
mano" (Mt 5, 23-24) El aprendizaje <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro diálogo con los otros en<br />
la comunidad -con todo lo que el diálogo implica <strong>de</strong> silencio, <strong>de</strong> escucha <strong>de</strong>l<br />
otro y también <strong>de</strong> expresión personal- es otro elemento formativo que nos per-<br />
mite madurar.<br />
3. Experiencias apostólicas: Las experiencias apostólicas tienen un papel<br />
importante en la maduración. A través <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s nuestros herma-<br />
nos en formación apren<strong>de</strong>n a salir <strong>de</strong> sí mismos para estar al servicio <strong>de</strong> los<br />
otros. Otro lugar para crecer en madurez es también encontrarse con los otros<br />
en su diferencia, sean jóvenes o mayores, mujeres u hombres, marginados o<br />
integrados en la sociedad, nativos o extranjeros, con sus opiniones y necesi-<br />
da<strong>de</strong>s reales. Estas experiencias en el proceso <strong>de</strong> formación <strong>de</strong>ben ser habla-<br />
das, reflexionadas y evaluadas.<br />
4. Movilidad: No se llega a la madurez afectiva sin pasar por experiencias<br />
<strong>de</strong> éxodo y exilio. La existencia consiste en salir <strong>de</strong> estados prece<strong>de</strong>ntes hacia<br />
otros nuevos. De alguna manera, <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>senraizarnos para echar nuevas<br />
raíces. El misterio pascua1 actúa en estos itinerarios. El peligro está en que<br />
estos pasos difíciles sean a menudo remplazados por enraizamientos sucesi-<br />
vos y acumulativos que no siempre son buenos para la maduración, porque