crescencio palomo iglesias, op vida y obra de la m. trinidad del ...
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«Padre mío, mi santa madre y abuelita me enseñaron a amar a Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes <strong>de</strong><br />
conocerle. Le oí <strong>de</strong>cir a mi madre: “Os he enseñado a Dios antes que supierais hab<strong>la</strong>r”. En<br />
efecto, allí se temía a Dios y no vi pecado alguno. Pero yo <strong>de</strong> genio muy fuerte y vivo le<br />
hice mucho sufrir, porque fui muy traviesa y alegre.» 29<br />
El esmero <strong>de</strong> doña Filomena en <strong>la</strong> formación <strong>de</strong> sus dos niñas iba muy arr<strong>op</strong>ado <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
práctica religiosa: en familia rezaban diariamente el Trisagio, los Dolores y Gozos <strong>de</strong> San<br />
José y el Rosario entero; asistían al culto parroquial y co<strong>la</strong>boraban en lo re<strong>la</strong>cionado con él,<br />
como era el arreg<strong>la</strong>r <strong>la</strong> capil<strong>la</strong> <strong>de</strong> san José, por el que sentía <strong>la</strong> abue<strong>la</strong> gran <strong>de</strong>voción; <strong>de</strong> vez<br />
en cuando <strong>la</strong> madre hab<strong>la</strong>ba a los niños <strong>de</strong> hechos históricos religiosos, como <strong>la</strong>s<br />
apariciones <strong>de</strong> Lour<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> La Saletta; les compraban libros con láminas, catecismos<br />
explicados y el santo Evangelio. Esto movía a los niños a re<strong>la</strong>cionar sus juegos infantiles<br />
con lo re<strong>la</strong>cionado con <strong>la</strong> iglesia y el culto, como era el que un hermano invitase a<br />
Merce<strong>de</strong>s a ayudarle a <strong>de</strong>cir misa en altarcitos que ellos construían con piedras y que<br />
también el hermano mayor, que estaba en los primeros cursos <strong>de</strong>l seminario, les<br />
predicase 30 .<br />
Confirmación<br />
Era costumbre por aquellos años administrar el sacramento <strong>de</strong> <strong>la</strong> Confirmación a los<br />
niños y adultos que no lo había recibido, en <strong>la</strong>s visitas pastorales <strong>de</strong> los obispos a <strong>la</strong>s<br />
parroquias. No se tenía en cuenta <strong>la</strong> edad, ni solía haber preparación especial para ello,<br />
formaba parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> visita y se cumplía para que los feligreses recibiesen este sacramento.<br />
A Merce<strong>de</strong>s <strong>la</strong> confirmó el Arzobispo <strong>de</strong> Granada Mons. José Moreno Mazón, el día <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
Ascensión <strong>de</strong> 1885, que ese año cayó el 22 <strong>de</strong> mayo 31 .<br />
Primera Comunión<br />
La Primera Comunión –ese día feliz para los niños y para los que con fe los preparan y<br />
acompañan– llegó para Merce<strong>de</strong>s. El día seña<strong>la</strong>do fue el domingo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pascua <strong>de</strong>l Espíritu<br />
Santo <strong>de</strong> 1887, que ese año cayó el 29 <strong>de</strong> mayo. Tenía entonces Merce<strong>de</strong>s ocho años. Junto<br />
con el<strong>la</strong> <strong>la</strong> hacía su hermana Pepita, un año menor.<br />
La preparación para recibir este sacramento, como se dijo, fue llevada personalmente<br />
por su madre, doña Filomena, aunque se sirvió <strong>de</strong> alguna ayuda, como <strong>la</strong> <strong>de</strong> su sobrino el<br />
P. Antolín, que era seminarista y se encontraba <strong>de</strong> vacaciones en el pueblo.<br />
De esta preparación, <strong>la</strong> madre Trinidad recoge dos hechos o anécdotas, que muestran<br />
que doña Filomena iba preparando a sus niñas con mucha anticipación al momento y que<br />
usaba una pedagogía nata, práctica, recurrente a los acontecimientos <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>vida</strong> diaria, y si<br />
se quiere hasta vulgares, para hacerse compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong>s niñas. Estos hechos están situados<br />
en una finca l<strong>la</strong>mada “Peña María”, don<strong>de</strong> con frecuencia iba <strong>la</strong> familia.<br />
«Como se agolpaban tantos colorines y ruiseñores –dice <strong>la</strong> madre Trinidad– mi madre<br />
nos entretenía comparándonos aquel<strong>la</strong>s avecil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> preciosos colores que veíamos, y nos<br />
<strong>de</strong>cía cómo gozaría el<strong>la</strong> que sus dos niñitas cantaran al Niño Jesús con aquel primor y<br />
armonía el día que le recibiríamos en <strong>la</strong> sagrada Comunión. Nos entusiasmaba tanto <strong>de</strong>l<br />
amor y pureza con que <strong>de</strong>bíamos recibir al Niño Jesús en <strong>la</strong> sagrada Eucaristía. Y no<br />
29 Cuad. 25, Escr. 6, p. 200. Escribe por obediencia al P. Isacio Morán en 1939.<br />
30 Cf. Cuad. 15, Escr. 6, p. 14.<br />
31 cf. Cuad. 24, Escr, 6, p.143.