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crescencio palomo iglesias, op vida y obra de la m. trinidad del ...

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Este momento tan importante en <strong>la</strong> <strong>vida</strong> <strong>de</strong> Merce<strong>de</strong>s, por el que da el paso <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar el<br />

mundo y entregarse en cuerpo y alma al Señor siendo so<strong>la</strong> para él, es un momento gozoso<br />

para su alma y como tal lo <strong>de</strong>scribe: «Entré en mi bendito convento <strong>de</strong> San Antón con<br />

grandísimo entusiasmo y fervor <strong>de</strong> hacerme santa y pronto santa. Era 28, viernes, <strong>de</strong> julio<br />

<strong>de</strong> 1893, a <strong>la</strong> una <strong>de</strong>l día, y todo me pareció una reve<strong>la</strong>ción <strong>de</strong>l cielo. ¡Qué dichosa fue mi<br />

alma en medio <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>s santas y penitentes religiosas, en don<strong>de</strong> estaba <strong>la</strong> comunidad en<br />

perfectísima observancia. ¡Bendito sea mi Señor Jesucristo que hizo a mi alma tan gran<strong>de</strong>s<br />

merce<strong>de</strong>s!» 77 Y en otra ocasión: «En <strong>la</strong>s capuchinas <strong>de</strong> San Antón <strong>de</strong> Granada entré como si<br />

me viese en el cielo... Fue tal el gozo y alegría que sintió mi alma al cerrar aquel<strong>la</strong> puerta<br />

bendita <strong>de</strong>jando a mi tan querido padre lleno <strong>de</strong> dolor, que al llegar al coro me caí en tierra<br />

y pegando mi frente con el polvo le dije: ¡Señor mío y Dios mío!, concé<strong>de</strong>me no <strong>de</strong>jaros<br />

hasta que me una en el cielo con vos. ¡De aquí al cielo!» 78<br />

La aba<strong>de</strong>sa que recibió a Merce<strong>de</strong>s en San Antón era <strong>la</strong> madre Bruna <strong>de</strong> <strong>la</strong> Soledad<br />

Col<strong>la</strong>do, monja <strong>de</strong> avanzada edad y no poca virtud, quien durante el tiempo que estuvo <strong>de</strong><br />

aba<strong>de</strong>sa <strong>de</strong>fendió a Merce<strong>de</strong>s en <strong>la</strong>s dificulta<strong>de</strong>s que tuvo por parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> comunidad para<br />

seguir su vocación.<br />

Postu<strong>la</strong>ntado<br />

El postu<strong>la</strong>ntado es un tiempo canónico en <strong>la</strong> <strong>vida</strong> religiosa previo a <strong>la</strong> toma <strong>de</strong> hábito. Es<br />

un periodo <strong>de</strong> discernimiento, necesario para que el candidato reflexione sobre su vocación<br />

y <strong>la</strong> comunidad pueda probarle. De esta manera se da el primer paso necesario en <strong>la</strong><br />

normativa eclesiástica para ir buscando <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios sobre el pretendiente.<br />

Merce<strong>de</strong>s comenzó este periodo el día 5 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1893, día significativo para el<strong>la</strong><br />

por caer en una festi<strong>vida</strong>d <strong>de</strong> <strong>la</strong> Virgen, Santa María <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Nieves. Este día –dice– «pedí<br />

me cortasen <strong>la</strong>s trenzas <strong>de</strong> pelo (que le tenía apego, era vanidosa), y se <strong>la</strong>s ofrecí al Señor<br />

con alegría antes <strong>de</strong> empezar el postu<strong>la</strong>ntado. Y madre Maestra me dijo fuese a ofrecer<strong>la</strong>s a<br />

<strong>la</strong> madre Aba<strong>de</strong>sa, que le daría mucha alegría <strong>de</strong> verme generosa. Y Jesús quiso sel<strong>la</strong>rme<br />

por primera vez. La Madre con reprensión me dijo: “¿Por qué <strong>la</strong> madre Maestra permitió<br />

esto si <strong>la</strong>s monjas no <strong>la</strong> quieren?”» 79<br />

Quiso Merce<strong>de</strong>s comenzar así su postu<strong>la</strong>ntado. Con un gesto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprendimiento <strong>de</strong><br />

todo lo mundano ofreció sus trenzas al Señor como señal <strong>de</strong> que no se reservaba nada; y el<br />

Señor le hizo compren<strong>de</strong>r, a través <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> <strong>la</strong> madre Aba<strong>de</strong>sa, que <strong>la</strong>s ansias que<br />

tenía antes <strong>de</strong> entrar, <strong>de</strong> sufrir con Cristo, siendo víctima <strong>de</strong> amor y reparación,<br />

comenzaban ya. La humil<strong>la</strong>ción que recibió <strong>de</strong> <strong>la</strong> Madre fue el comienzo. La lección, bien<br />

aprendida, <strong>la</strong> tuvo presente en sus años <strong>de</strong> prueba: «Aquel primer escalón –dice– fue tan<br />

áspero que <strong>de</strong>spués me recordaba: “¡<strong>la</strong>s monjas no te quieren y tendrás que salir pe<strong>la</strong>da!”<br />

¡Dios mío!, Tú me amas, sí, por ti viviré pegada a tu cruz siendo siempre tu pequeña<br />

esc<strong>la</strong>va... Quiero amaros y serviros siguiendo, Señor, vuestra senda ensangrentada hasta<br />

morir; hacerme vuestra pequeña hostia, recíbeme como víctima <strong>de</strong> reparación y que vuestra<br />

esc<strong>la</strong>va se ofrezca a vos en holocausto <strong>de</strong> reparación y <strong>de</strong>sagravio por los pecados <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

almas consagradas que te reciben en pecado mortal.» 80<br />

Cuando entró Merce<strong>de</strong>s, <strong>la</strong> comunidad <strong>de</strong> San Antón estaba muy envejecida y había<br />

muchas monjas enfermas. La causa <strong>de</strong> este estado era que el número <strong>de</strong> treinta y tres<br />

77 Cuad. 24, Escr. 6, p. 145.<br />

78 Cuad. 25, Escr. 6, p.205.<br />

79 Cuad. 32, Escr. 7, p. 184.<br />

80 Cuad. 32, Escr. 7, p. 184.

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