crescencio palomo iglesias, op vida y obra de la m. trinidad del ...
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Don Vicente Casanova tomó posesión <strong>de</strong> <strong>la</strong> archidiócesis <strong>de</strong> Granada el 1 <strong>de</strong> diciembre<br />
<strong>de</strong> 1921. Muy pronto visitó el convento y estimuló a <strong>la</strong> madre Trinidad a seguir trabajando<br />
para lograr que <strong>la</strong>s capuchinas <strong>de</strong> San Antón aceptasen <strong>la</strong> adoración.<br />
Pero <strong>la</strong>s dificulta<strong>de</strong>s surgieron nuevamente porque <strong>la</strong>s monjas <strong>de</strong> San Antón seguían<br />
pensando que <strong>la</strong> adoración permanente sería una carga pesada y difícil <strong>de</strong> sobrellevar, por<br />
lo que <strong>la</strong> madre Trinidad manifestó al señor Arzobispo que el espíritu <strong>de</strong> <strong>la</strong> comunidad era<br />
bueno y fervoroso pero que no quería innovaciones, y le rogó no tocase allí <strong>la</strong> reforma por<br />
haber fracasado varios intentos y <strong>la</strong> estremecía turbase <strong>la</strong> paz sin conseguirlo.<br />
El señor Arzobispo respondió a <strong>la</strong> madre Trinidad: «No tema usted tanto a que se<br />
turben, <strong>la</strong> que se resista y <strong>op</strong>onga <strong>la</strong> echamos fuera [...] usted ayú<strong>de</strong>me, y vamos a hacer<br />
unas capuchinas nuevas con <strong>la</strong> adoración al Santísimo Sacramento que usted <strong>de</strong>sea, según<br />
tengo entendido <strong>de</strong> usted en varias cartas recibidas en Almería.» 127<br />
Cuando empezaron a trabajar sobre <strong>la</strong> reforma surgieron dificulta<strong>de</strong>s y algunas graves,<br />
por lo que el Sr. Arzobispo le dijo: «Hija mía, no es voluntad <strong>de</strong> Dios se haga fundación<br />
por ahora. Vamos a hacer aquí lo que podamos y no piense en otra cosa; ofrezca todos sus<br />
<strong>de</strong>seos al Señor con entero entregamiento <strong>de</strong> su voluntad en <strong>la</strong> <strong>de</strong>l Señor, no queriendo otra<br />
cosa que su divino querer.» 128<br />
Una vez más quiso ver <strong>la</strong> madre Trinidad que Dios no quería <strong>la</strong> reforma, y así también<br />
se lo <strong>de</strong>cía su confesor que le mandó no se preocupase <strong>de</strong> fundación ni hab<strong>la</strong>se <strong>de</strong> el<strong>la</strong>. Lo<br />
mismo le venían a <strong>de</strong>cir los sacerdotes y religiosos a quienes consultaba; y don Ricardo<br />
Pérez Recha, que tanto <strong>la</strong> venía ayudando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que llegó con el Arzobispo a Granada, le<br />
dijo: «Madre no es voluntad <strong>de</strong>l Señor cuando el Pre<strong>la</strong>do lo prohíbe, no piense usted más<br />
en el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> adoración que usted <strong>de</strong>sea no <strong>la</strong> quiere el Señor por ahora.» 129<br />
Sumida en este dolor, se entregó al Señor diciéndole: fiat... Y el Señor vino a el<strong>la</strong> el 23<br />
<strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1923, estando el Santísimo expuesto por celebrarse el jubileo circu<strong>la</strong>r, y se le<br />
presentó –dice– «en <strong>la</strong> cruz <strong>de</strong>sgarrado y lleno <strong>de</strong> sangre y heridas y me dijo con acento <strong>de</strong><br />
dolor y amorosa queja: “Y ni mi sangre te mueve a compasión... Tú que tanta me has hecho<br />
<strong>de</strong>rramar con tus infi<strong>de</strong>lida<strong>de</strong>s y pecados... ven y bebe en mis l<strong>la</strong>gas... y con esta sangre<br />
escribe al Pre<strong>la</strong>do, que él enten<strong>de</strong>rá mi voluntad, es el escogido por mi Corazón para llevar<br />
a cabo lo que te vengo pidiendo tantos años: quiero conventos <strong>de</strong> capuchinas adoradoras<br />
que uniendo <strong>la</strong> oración y adoración a <strong>la</strong> penitencia y <strong>vida</strong> <strong>de</strong> abstracción y recogimiento se<br />
consagren a <strong>la</strong> continua adoración <strong>de</strong> mi amor sacramentado abandonado en el tabernáculo.<br />
¡Tengo sed <strong>de</strong> almas!... No cierres <strong>la</strong> puerta a cuantas soliciten vivir esta <strong>vida</strong> con<br />
verda<strong>de</strong>ro espíritu y amor. Yo seré vuestra custodia y amparo. No temas, yo estaré contigo,<br />
siempre que tú perseveres unida a mi voluntad y abismada en el conocimiento <strong>de</strong> tu nada y<br />
a mí sólo atribuyas todo lo bueno y gran<strong>de</strong> que quiero hacer con vosotras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
momento que os consagréis a reparar y adorarme en <strong>la</strong> sagrada Eucaristía en espíritu <strong>de</strong><br />
víctimas con verda<strong>de</strong>ro amor y sacrificio voluntario <strong>de</strong> abnegación”.»<br />
«Salí –sigue diciendo– <strong>de</strong>cidida a escribir al señor Arzobispo lo que me pareció quería<br />
el Señor manifestado tantas veces y <strong>de</strong> tan distintas maneras, pero aquel día me comunicó<br />
un valor y <strong>de</strong>cisión, que sin consultar a nadie quería hacerle una manifestación humil<strong>de</strong> y<br />
sencil<strong>la</strong> al señor Arzobispo, segura que él me haría ver <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios; y si todo era<br />
ilusión me resignaría a obe<strong>de</strong>cer sin volver a ocuparme más <strong>de</strong> adoración ni en el convento<br />
ni en fundaciones.» 130<br />
127 Cuad. 24.<br />
128 Cuad. 1, Escr. 1, p.78.<br />
129 Cuad. 4, Escr. 2, p. 99.<br />
130 Cuad. 1, Escr. 1, pp. 78-79; cf. cuad. 4, Escr. 2, p. 99.