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crescencio palomo iglesias, op vida y obra de la m. trinidad del ...

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vosotros, hará mis veces, no lloréis; y tan pronto te vas tú también al cielo, ¡llévame<br />

contigo!...”» 57<br />

Esta tristeza y <strong>la</strong> postura terca <strong>de</strong> Merce<strong>de</strong>s <strong>la</strong> refleja su hermana Pepita en una carta<br />

escrita ese mismo día <strong>de</strong> <strong>la</strong> llegada, 28 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1889, a su primo Antolín Hitos: «Acaba<br />

<strong>de</strong> irse <strong>la</strong> abuelita con tía Pru<strong>de</strong>ncia y papá, que nos <strong>de</strong>jaron aquí <strong>de</strong> educandas para que<br />

aprendiésemos a todo, y una vez educadas volvamos a casa a tomar cuenta <strong>de</strong> papá y los<br />

niños. Esperamos vengas mañana porque Merce<strong>de</strong>s llora mucho, por <strong>la</strong> abuelita y papá. Las<br />

monjas son tan cariñosas que no pue<strong>de</strong>n ser mejores con nosotras pero si tú no vienes a<br />

Merce<strong>de</strong>s se <strong>la</strong> llevará <strong>la</strong> abuelita porque se pondrá ma<strong>la</strong> sin comer y llora mucho. Yo estoy<br />

muy contenta y <strong>la</strong>s monjas me quieren mucho porque me dicen soy <strong>la</strong> más chica y más<br />

alegre <strong>de</strong> <strong>la</strong>s educandas, que estamos veinte.» 58 El primo Antolín <strong>de</strong>bió ir y conso<strong>la</strong>r a<br />

Merce<strong>de</strong>s, aunque no le pudo arrancar el mal que <strong>la</strong> embargaba, pues Pepita le vuelve a<br />

escribir el 12 <strong>de</strong> febrero: «Tu visita trocó a Merceditas, y está más contenta, ya estudia y<br />

apren<strong>de</strong> a <strong>la</strong>bores que le gustan mucho. [...] Merce<strong>de</strong>s está triste, y llora mucho a mamá,<br />

hace ocho meses murió ayer. [...] mi querido primo pi<strong>de</strong> a Dios que mi Merce<strong>de</strong>s se<br />

consuele.» 59<br />

Las monjas <strong>de</strong> Santa Inés tenían costumbre <strong>de</strong> ofrecer a <strong>la</strong> Virgen <strong>de</strong> Belén, o <strong>de</strong>l portal<br />

<strong>de</strong> Belén, que tenían en el coro, a <strong>la</strong>s niñas cuando llegaba al colegio. En esta ritual<br />

ofrenda, Merce<strong>de</strong>s empezó a sentir una atracción por el Niño Jesús <strong>de</strong>l pesebre que le<br />

cautivó y fue progresivamente aminorando sus penas y dándole pau<strong>la</strong>tinamente un sentido<br />

nuevo a su <strong>vida</strong>. Del encuentro con esta imagen <strong>de</strong> <strong>la</strong> Virgen y <strong>de</strong>l Niño y <strong>de</strong>l bien que le<br />

reportó esta <strong>de</strong>voción, hab<strong>la</strong>rá <strong>de</strong>spués sintiéndose agra<strong>de</strong>cida y dando gracia a Dios por<br />

este don:<br />

«Al día siguiente nos llevaron al coro, y nos ofrecieron a <strong>la</strong> Santísima Virgen y al Niño<br />

<strong>de</strong> Belén. Ah, qué hermoso Niño vi en aquel pesebre bendito, le miraba con tanta atención<br />

que no me podía nadie arrancar <strong>de</strong> su <strong>la</strong>do, cautivó su hermosura mi corazón y mi alma.<br />

Decía a mi hermanita cuando estábamos so<strong>la</strong>s: “Yo no podré irme sin este Niño celestial...<br />

Si papá lo comprara nos lo llevábamos, y si no lo quieren dar, yo no me podré ir sin él... He<br />

sentido que el Niño robó mi corazón y yo no puedo vivir sin él... Y como lo han subido tan<br />

alto no alcanzo, y yo quisiera me lo <strong>de</strong>jaran sólo para llenarlo <strong>de</strong> besos y abrazarlo... ¿Y tú<br />

no viste que movía los ojos y parecía se sonreía como queriendo le tomásemos en brazos?”<br />

Y el<strong>la</strong> con su natural gracejo me contestó: “Yo vi que era muy rico, pero al besarle el pie vi<br />

que era <strong>de</strong> barro...” Me dio una pena... que me quería reprimir <strong>la</strong>s lágrimas. Yo al besarlo<br />

sentía <strong>la</strong> b<strong>la</strong>ndura y calor <strong>de</strong> un Niño hermosísimo que tanto me robó el amor <strong>de</strong> mi<br />

corazón.<br />

»A <strong>la</strong> madre Maestra le hab<strong>la</strong>ba <strong>de</strong>l Niño, <strong>de</strong> su hermosura, <strong>de</strong> lo que me gustaría tenerle<br />

un ratico en mis brazos... El<strong>la</strong> me oía con atención y me <strong>de</strong>cía: “El Niño Jesús vendrá a tus<br />

brazos cuando quieras ser su esposa, pero ahora que quieres irte con tu papá, ¿cómo vas tú<br />

a merecer mecerlo y besarlo y <strong>de</strong>spués te marchas...?” ¡Oh, no, madre mía, que si beso a<br />

ese Niño yo seré lo que él quiera, o su esposa, o su niñera... y <strong>la</strong> maestra me seguía el hilo y<br />

me <strong>de</strong>cía: “Tienes que pedírselo a su Madre Santísima, <strong>la</strong> Virgen Santísima, y no sé qué le<br />

parecerá”. Y cogiéndome <strong>de</strong> <strong>la</strong> mano, me dijo: “Ven conmigo”. Y me llevó al coro y me<br />

puso <strong>de</strong> rodil<strong>la</strong>s <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> <strong>la</strong> Santísima Virgen, y me dijo: “Ahora pí<strong>de</strong>selo tú con mucha<br />

fe y fervor”. Y me <strong>de</strong>jó mientras el<strong>la</strong> me alcanzó el Niño <strong>de</strong> <strong>la</strong> capillita, y me lo trajo<br />

diciéndome: “Toma, hija mía, el divino Niño que me da <strong>la</strong> Virgen para que lo beses”... Oh,<br />

entonces qué feliz me encontraba con él en mis brazos, le estrechaba..., le besaba y me<br />

57 Cuad. 38.<br />

58 Cartas c<strong>op</strong>iadas por <strong>la</strong> M. Trinidad en el Cuad. 36.<br />

59 Cartas c<strong>op</strong>iadas por <strong>la</strong> M. Trinidad en el Cuad. 36.

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