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crescencio palomo iglesias, op vida y obra de la m. trinidad del ...

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ofrecí a él para siempre. Entonces sentí fuerzas para sacrificarle mi papá, mis hermanitos<br />

pequeños, mi abue<strong>la</strong>, ya no quería volver al mundo, entonces me sentí consagrada a él para<br />

siempre.» 60<br />

Merce<strong>de</strong>s y su hermana Pepita se encontraron en el convento <strong>de</strong> Santa Inés con una<br />

veintena <strong>de</strong> niñas, <strong>la</strong> mayoría ya adolescentes. Eran <strong>de</strong> <strong>la</strong>s más pequeñas, por lo que <strong>la</strong><br />

madre Aba<strong>de</strong>sa <strong>la</strong>s agrupó con otras tres <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma edad y <strong>la</strong>s puso bajo el cuidado <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

hermana sor Rosa Robles. Esta religiosa fue <strong>la</strong> confi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Merce<strong>de</strong>s, <strong>la</strong> que <strong>la</strong> orientó<br />

hacia <strong>la</strong> <strong>vida</strong> religiosa y, sobre todo, <strong>la</strong> que le inculcó el amor a Jesús y el acercamiento<br />

hacia el sagrario.<br />

La muchas atenciones <strong>de</strong> <strong>la</strong>s monjas y <strong>la</strong>s frecuentes visitas <strong>de</strong> los familiares, que les<br />

llevaban muchos regalos, no bastaban para conso<strong>la</strong>r a Merce<strong>de</strong>s que seguía firme en <strong>la</strong><br />

obsesión <strong>de</strong> volver a casa cuanto antes para ponerse al frente <strong>de</strong> el<strong>la</strong> y así evitar que su<br />

padre les pusiese madrastra. Sor Rosa, con sentido maternal y una pedagogía intuitiva, fue<br />

ganando lentamente a <strong>la</strong> niña y encauzó sus fuertes ímpetus hacía una religiosidad<br />

auténtica, haciéndole ver que en <strong>la</strong> lucha y tras <strong>la</strong> lucha por conseguir algo, siempre <strong>de</strong>be<br />

estar <strong>la</strong> aceptación <strong>de</strong> <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

El drama interior que venía sufriendo Merce<strong>de</strong>s era un reflejo <strong>de</strong> lo que sucedía en su<br />

casa paterna. La evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que el padre se casaba con <strong>la</strong> criada condujo a que los dos<br />

hijos mayores se fugasen <strong>de</strong> casa y fueron a contárselo a Merce<strong>de</strong>s. Ésta, queriendo<br />

solucionar el problema, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su obsesión, acudió a <strong>la</strong> maestra: «Madre, querría me<br />

educasen pronto y marchar a casa para que mi papá no nos ponga madrastra.» La respuesta<br />

fue inmediata: «Es tar<strong>de</strong>, hija, y tú estarás hasta que seas mayorcita.» 61<br />

Mas no se dio por vencida Merce<strong>de</strong>s. En <strong>la</strong>s lecturas a <strong>la</strong>s niñas <strong>de</strong>l Año Cristiano, oyó<br />

que san Estanis<strong>la</strong>o obispo había resucitado a un hombre que lleva catorce años muerto y<br />

el<strong>la</strong> quiso enten<strong>de</strong>r que haciendo mucha oración y sacrificio, Dios le conce<strong>de</strong>ría que su<br />

madre resucitase al cumplirse el año <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte. Esto se lo comunicó a su hermana Pepita<br />

y <strong>la</strong>s dos hermanitas pusieron manos a <strong>la</strong> <strong>obra</strong>. La maestra, sor Rosa, conocedora <strong>de</strong> todo,<br />

<strong>la</strong>s <strong>de</strong>jaba actuar, si bien seguía y contro<strong>la</strong>ba los pasos, y en alguna ocasión hasta <strong>la</strong>s<br />

estimuló, como se verá inmediatamente. En <strong>la</strong> espera <strong>de</strong>l mi<strong>la</strong>gro <strong>de</strong> <strong>la</strong> resurrección <strong>de</strong> su<br />

madre estuvieron <strong>la</strong>s dos hermanitas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> primeros <strong>de</strong> marzo hasta el día <strong>de</strong> <strong>la</strong> Ascensión,<br />

30 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> ese año 1889. Lo que hicieron con esta finalidad lo narra, por obediencia,<br />

muchos años <strong>de</strong>spués <strong>la</strong> madre Trinidad:<br />

«Entonces convinimos mi hermanita y yo en hacer mucha penitencia y mucha oración<br />

para alcanzar <strong>de</strong> nuestro Señor resucitara a mi mamá antes que mi papá contrajese el<br />

matrimonio, y buscábamos en el jardín <strong>la</strong>s ortigas y nos <strong>la</strong>s metíamos en <strong>la</strong>s medias y en el<br />

pecho, y chinos en los zapatos y echábamos a <strong>la</strong> comida cosas amargas, no bebíamos agua,<br />

nos poníamos zarzas en el pecho en forma <strong>de</strong> cruz y andábamos el vía crucis con cruces<br />

que nos hacía caer buscando <strong>la</strong>s horas que podíamos escaparnos, para lo que nos ayudaba<br />

<strong>la</strong> madre maestra sor Rosa.<br />

»La maestra sabía todo y nos <strong>de</strong>jaba porque leyeron en el Año Cristiano <strong>la</strong> <strong>vida</strong> <strong>de</strong> san<br />

Estanis<strong>la</strong>o, obispo, que resucitó un muerto <strong>de</strong> catorce años y nosotras le pedíamos con<br />

mucho fervor y lágrimas resucitara a mi madre al hacer el año.<br />

»¡Cuántas cosas se nos ocurrieron! El día <strong>de</strong> comunión, que era jueves y domingo, le<br />

<strong>de</strong>cíamos, le pedíamos: ¡Señor y Dios, tú que eres todo po<strong>de</strong>roso, resucita a mi madre<br />

como san Estanis<strong>la</strong>o resucitó aquel hombre... Tú pue<strong>de</strong>s mucho más, dile que venga, que<br />

nosotras <strong>la</strong> esperaremos don<strong>de</strong> tú le digas a <strong>la</strong> madre maestra!... Y nos íbamos tan<br />

60 Cuad. 25, Escr. 6, pp. 196-197.<br />

61 Cuad. 28, Escr. 7, p. 53.

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