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Existen emociones que alteran más el equilibrio psíquico como el pánico. El<br />
mecanismo evita que se transmute en estados de angustia, ansiedad,<br />
bloqueo, inhibición, fobia, miedos imaginarios. Si un mecanismo regula<br />
eficazmente el pánico se reduce la raíz bioquímica que genera los estados<br />
de reserva, desconfianza, precaución, previsión.<br />
Todos los individuos poseemos este tipo de mecanismos, lo que difiere es<br />
nuestra organización del yo y la naturaleza de las tensiones contra las que<br />
nos protegemos. Aunque existen mecanismos de defensa normales y<br />
patológicos. Las defensas son normales cuando los mecanismos reguladores<br />
de la tensión emocional operan de modo que permiten la descarga de los<br />
excesos de tensión sin dar lugar a desequilibrios o trastornos funcionales<br />
más o menos importantes.<br />
Cuando estos mecanismos de defensa son ineficaces y la acumulación de<br />
tensión no encuentran una vía de descarga, la persistencia en el<br />
inconsciente de estas cargas energéticas anormales tiende a producir<br />
trastornos tanto psíquicos como físicos: neurosis o comportamientos<br />
inadaptados, psicosis y síntomas físicos, como pueden ser la rigidez<br />
muscular de ciertas zonas corporales, las úlceras, las cardiopatías, los<br />
trastornos en la vesícula biliar, etc.<br />
“El olvido es defensa contra lo irreparable: es aniquilación simbólica<br />
del “ha sido del ser.” 81<br />
Los mecanismos de defensa también pueden verse como un mecanismo de<br />
escape, son positivos en la medida en que producen satisfacciones<br />
sustitutivas y nos ayudan a resolver problemas. Compensan los deseos no<br />
81 SARTRE, Jean Paul, Verdad y Existencia. Barcelona Buenos Aires México: 1996.pág.117<br />
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