NAVARRO-ARENDINE IRAI.pdf - RiuNet

Esta forma de evitar reaccionar ante el entorno o evadirlo de cierta forma es
lograda por los mecanismos de defensa, que son las que regulan la tensión
psíquica evitando las perturbaciones emocionales. Los aspectos positivos en
ellos es que regulan las situaciones que podrían provocar pánico, si los
mecanismos son ineficientes conllevan a estados de inadaptación.
Los mecanismos de defensa pueden ser interpretados como una forma de
escape, nos evitan el displacer o dolor. Hemos explicado en qué consisten a
los diferentes mecanismos que plantea Anna Freud, para argumentar
posteriormente que están a expensas de los estímulos del mundo externo.
A partir de la lectura de la ciudad, como un lugar de diferencias sociales que
generan violencia y con ello la sensación de inseguridad profunda. La
diversidad es vista como un agente discordante produce temor por lo cual lo
sentido como diferente es percibido con desconfianza.
Se hace cada vez más indispensable la búsqueda del orden y el
reconocimiento de los individuos “diferentes” es vital, pues ponen en riesgo
la ilusoria seguridad que tienen los individuos que conforman núcleos
homogéneos. Huyendo de esta inestabilidad algunos recurren a la idea de la
comunidad, la cual no está muy lejos de ese panorama de control y encierro
que se percibe en las ciudades “abiertas”.
El que recurre al aislamiento “total”, vuelve necesariamente al orden social,
aunque puede hacerlo envuelto en corazas que le den sensación de
consuelo.
El cuerpo nos inserta en el espacio, nos permite el contacto con el mundo, el
cuerpo externo refleja nuestro sentido interno. El cuerpo como plantea
Foucault se disciplina, se le somete a dominación para llegar a algo más
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