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sensibilidad; la mente atrae y conserva los valores que impulsarán y
servirán el trato de la criatura viviente con su alrededor”. 77
Las emociones son fenómenos psicofisiológicos que representan modos de
adaptación a ciertos estímulos ambientales o de uno mismo.
Etimológicamente, el término viene del latín emotĭo,- ōnis, que significa el
impulso que induce a la acción.
Las emociones establecen nuestra posición con respecto a nuestro entorno
impulsándonos hacia ciertas personas, objetos, acciones e ideas. En ellas se
depositan las influencias aprendidas e innatas.
Cuando se habla de estados anímicos se puede hablar de estados del alma,
del devenir del término que designa el principio vital de todo ser viviente
“anima” (soplo, aire, aliento) que también designa el principio por el cual los
seres estaban dotados de movimiento.
El alma se asocia al conocimiento y la conciencia.
Sartre identifica las emociones como significantes, como fenómenos de
conciencia, criticando de la psicología la idea de estudiarlas como un hecho.
La emoción la sitúa en el plano existencial de la realidad humana, como
portadora de conciencia.
El autor nos afirma que en todas las emociones hay un debilitamiento de las
barreras que separan las capas del yo y que, normalmente, aseguran el
control de los actos por la personalidad profunda, así como el dominio de sí
mismo; un debilitamiento de las barreras entre lo real y lo irreal.
77 DEWEY, John. El arte como experiencia. México-Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica, FCE, 1949, pág. 22
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