La teoría de los cuatro escalones. Violencia, criminalidad e ...
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De todas maneras, sería una impru<strong>de</strong>ncia interpretativa atribuir el problema <strong>de</strong> la<br />
violencia y la <strong>criminalidad</strong> a resortes exclusivamente mediáticos. Hasta el momento no se ha<br />
podido <strong>de</strong>mostrar con contun<strong>de</strong>ncia que el aumento <strong>de</strong> la violencia responda directamente a la<br />
acción <strong>de</strong> <strong>los</strong> medios <strong>de</strong> comunicación:<br />
hoy la evi<strong>de</strong>ncia indica que, por un lado, programas <strong>de</strong> televisión que contienen altos<br />
niveles <strong>de</strong> violencia pue<strong>de</strong>n causar agresividad a corto plazo en ciertos individuos<br />
impulsivos, ya predispuestos a reaccionar con hostilidad. Por otro lado, también hay<br />
estudios que <strong>de</strong>muestran que observar imágenes cargadas <strong>de</strong> dureza tiene un efecto <strong>de</strong><br />
catarsis o <strong>de</strong> purga psicológica contra la violencia reprimida y, como consecuencia,<br />
disminuye la conducta agresiva entre algunas personas que tienen dificultad para<br />
vivenciar o enfrentarse abiertamente a sus sentimientos <strong>de</strong> agresividad (Rojas Marcos,<br />
1995). 21<br />
Pero <strong>los</strong> medios masivos <strong>de</strong> comunicación no sólo pue<strong>de</strong>n ser observados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este<br />
ángulo. <strong>La</strong> violencia y la <strong>criminalidad</strong> en el marco <strong>de</strong> la comunicación producen formas <strong>de</strong><br />
representación y narración a través <strong>de</strong> las cuales las personas perciben y compren<strong>de</strong>n <strong>los</strong> sucesos<br />
vinculados con la inseguridad. Los medios <strong>de</strong> comunicación se transforman en actores<br />
institucionales centrales <strong>de</strong> la seguridad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que representan <strong>los</strong> conflictos<br />
sociales, visibilizan a <strong>los</strong> sujetos <strong>de</strong> la violencia (víctimas, victimarios y vigilantes), crean<br />
atmósferas en las que se insertan <strong>los</strong> acontecimientos, ubican <strong>los</strong> hechos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> imaginarios y<br />
mitologías, y estructuran sistemas <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> <strong>los</strong> fenómenos (Rey, 2005). 22<br />
Medios y campos<br />
A la hora <strong>de</strong> abordar <strong>los</strong> asuntos <strong>de</strong> la violencia, la <strong>criminalidad</strong> y la inseguridad, resulta<br />
común escuchar la queja <strong>de</strong> casi todos <strong>los</strong> actores institucionales sobre la improvisación y la falta<br />
<strong>de</strong> formación –y en ocasiones, la irresponsabilidad- <strong>de</strong>l periodismo en general. Aquí gravitan dos<br />
aspectos. En primer lugar, <strong>los</strong> cambios culturales y la reestructuración global <strong>de</strong>l espacio<br />
<strong>de</strong> pseudoeventos, <strong>de</strong> imágenes que no son <strong>de</strong> verdad, sino simplemente cautivadoras y vendibles” (Rojas Marcos,<br />
1995).<br />
21 En la abundante y diversa discusión sobre la relación entre medios y violencia, no existe el más mínimo consenso,<br />
y no todos <strong>los</strong> autores sostienen un vínculo inocuo. Por ejemplo, la “<strong>teoría</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> efectos generalizables <strong>de</strong> estímulo”<br />
propone una relación causal, <strong>de</strong> tipo conductista, entre comunicación y violencia, y afirma que la exposición a<br />
estímu<strong>los</strong> agresivos pue<strong>de</strong> elevar la susceptibilidad <strong>de</strong> una persona mediante la excitación <strong>de</strong> <strong>los</strong> componentes<br />
fisiológicos y emocionales que aumenta la predisposición a tener comportamientos violentos (Rey, 2005).<br />
22 Según Beatriz Sarlo, “en socieda<strong>de</strong>s mediatizadas la esfera comunicacional procesa <strong>los</strong> datos <strong>de</strong> la experiencia,<br />
<strong>los</strong> refuerza o <strong>los</strong> <strong>de</strong>bilita operando con o contra el<strong>los</strong>, aunque es raro que pueda contra<strong>de</strong>cir<strong>los</strong> abiertamente salvo<br />
en la ficción e, incluso en este caso, según ciertas reglas. Los medios informan sobre aquello que suce<strong>de</strong> más allá <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> límites <strong>de</strong> la experiencia vivida. Configuran una esfera pública global y una esfera <strong>de</strong> saber. En el mismo tiempo,<br />
en el caso <strong>de</strong> la violencia urbana, representan una esfera judicial en el sentido <strong>de</strong> una acción teatral” (citado en Rey,<br />
2005).<br />
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