La teoría de los cuatro escalones. Violencia, criminalidad e ...
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ciudadanos vierten juicios sobre quién <strong>de</strong>bería ser incluido en la sociedad civil y quién<br />
no, sobre quién es amigo y quién enemigo, cuentan con el apoyo <strong>de</strong> un código simbólico<br />
sistemático y enormemente elaborado. Esta estructura simbólica ya estaba claramente<br />
presupuesta en el primer pensamiento fi<strong>los</strong>ófico sobre las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>mocráticas que<br />
brotó en la vieja Grecia (Alexan<strong>de</strong>r, 2000).<br />
<strong>La</strong> violencia, la <strong>criminalidad</strong> y la inseguridad son tematizadas significativamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
política, <strong>los</strong> medios <strong>de</strong> comunicación, las instituciones, las organizaciones sociales, la vida<br />
cotidiana y el sentido común. El mapa <strong>de</strong>l discurso muestra varios territorios, con sus zonas <strong>de</strong><br />
consenso y sus zonas <strong>de</strong> conflicto. <strong>La</strong> conciencia simbólicamente estructurada tiene una serie <strong>de</strong><br />
representantes –expertos, profesionales, voceros- que se entregan a una incesante lucha<br />
simbólica para imponer una <strong>de</strong>finición última <strong>de</strong> la realidad. <strong>La</strong>s verda<strong>de</strong>s sobre la violencia y la<br />
<strong>criminalidad</strong> son apenas discursos –simples o rebuscados- que pugnan por un lugar legítimo<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n (o <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n) social.<br />
3. Los discursos <strong>de</strong> la conducta<br />
Toda conducta humana se materializa en un horizonte emotivo y significativo. Más aún:<br />
muchos sociólogos reconocen que la vida social está <strong>de</strong>terminada por fuerzas irracionales,<br />
misteriosas e incomprensibles. <strong>La</strong> sociedad nunca se<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> sus misterios, su irracionalidad, su ‘espesura’, sus virtu<strong>de</strong>s<br />
trascen<strong>de</strong>ntes, su <strong>de</strong>moníaca magia negra, sus rituales catárticos, su intensa e<br />
incomprensible emotividad y sus <strong>de</strong>nsas, a veces vigorosas y a menudo tormentosas,<br />
relaciones <strong>de</strong> solidaridad (Alexan<strong>de</strong>r, 2000). 56<br />
¿Acaso la violencia no cae <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta ten<strong>de</strong>ncia? Más allá <strong>de</strong> <strong>los</strong> esfuerzos, ¿pue<strong>de</strong><br />
explicarse verda<strong>de</strong>ramente la conducta criminal? <strong>La</strong>s discusiones sobre la racionalidad y la<br />
irracionalidad –que fuera esbozada en el escalón anterior- sólo tendrían sentido a la luz <strong>de</strong> las<br />
referencias culturales y discursivas más generales. El problema <strong>de</strong> la racionalidad <strong>de</strong>be<br />
trascen<strong>de</strong>r expresamente el ámbito <strong>de</strong>l criticismo, la responsabilidad y la conciencia.<br />
56 “Estos misterios han sido normalmente obviados por la ciencia social racional. <strong>La</strong>s ocasiones en que se han<br />
tratado, nuestros clásicos y nuestros contemporáneos han pretendido explicar esas irracionalida<strong>de</strong>s por el método <strong>de</strong><br />
reducción. Al insistir en que las instancias <strong>de</strong> subjetividad son causadas por elementos objetivos, han intentado (y,<br />
sostendríamos, errado <strong>de</strong> continuo) <strong>de</strong>mostrar que esas irracionalida<strong>de</strong>s son meros reflejos <strong>de</strong> las estructuras ‘reales’,<br />
tales como organizaciones, sistemas <strong>de</strong> estratificación y agrupaciones políticas” (Alexan<strong>de</strong>r, 2000).<br />
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