Lazarillo de Manzanares
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LAZARILLO DE MANZANARES 111<br />
amaban —o, a lo menos, si no era ansí, lo daban a enten<strong>de</strong>r—,<br />
que tuve por sin duda ir él tras ella, cuando le oigo <strong>de</strong>cir:<br />
—¡Oh, qué <strong>de</strong> <strong>de</strong>sventuras hay en el mundo!<br />
¡Bienaventurados aquellos que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pila don<strong>de</strong> los<br />
bautizaron fueron a la sepultura! ¡Pobres <strong>de</strong> la madre y<br />
hermanos <strong>de</strong>sta señora difunta!<br />
—Pobre <strong>de</strong> vos —dije yo—, que es quien más lo ha perdido;<br />
que esos señores, si tienen que sentir, no es junto con haber<br />
perdido una hija buscar otra; mas vos habéis perdido tan<br />
honrada mujer como todos saben, y tenéis que sentir el haber<br />
<strong>de</strong> buscar otra que no sabéis lo que será.<br />
¡Donoso sentimiento <strong>de</strong> viudo! ¡Piér<strong>de</strong>la él y pone los ojos en<br />
lo que sentirían otros! Vea vuesa merced qué maldiciones se<br />
echaba: «¡Gran<strong>de</strong>s son los trabajos <strong>de</strong>l mundo, dichoso el que<br />
va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pila a la sepultura!». ¿Qué mal le estaba irse al Cielo<br />
sin hacer venta en el camino?<br />
Paréceme esto al sentimiento <strong>de</strong> un pastor que, como fuese<br />
llorando a su mujer —que le llevaba a la tierra— diciendo que<br />
quien no se había visto en tal trabajo no podía <strong>de</strong>poner <strong>de</strong><br />
ningunos, <strong>de</strong>cía, exagerándolo, <strong>de</strong>sta manera: «¡Barrabás lleve<br />
hombre que tal trabajo no le ha sucedido! ¡Desventurado <strong>de</strong><br />
todo el mundo! ¡Perezcan todos los vecinos <strong>de</strong> mi lugar!». Vea<br />
vuesa merced qué bien llorado infortunio. El alcal<strong>de</strong>, que a su<br />
lado iba, le dijo: «Consolaos, hermano, y no hagáis esos<br />
estremos; y pues Dios se la ha llevado, ¡vaya con todos los<br />
diablos!» Ansí le pudiera yo <strong>de</strong>cir a mi viudo: «Consolaos<br />
señor, y no hagáis esas <strong>de</strong>masías; y pues Dios se la ha llevado,<br />
¡vaya con todos los diablos!», para que consolador y<br />
<strong>de</strong>sconsolado concertásemos en género, número y caso.<br />
Y porque es al mundo tan necesario, el modo con que esta<br />
mujer le <strong>de</strong>jó, le escribiré en el capítulo siguiente para los<br />
menesterosos dél —y algunos con tanta razón—. Y dél infirió 51<br />
51 Orig. (86v): ‘infirio’. Quizá haya errata por ‘infiero’ o ‘se infiriò’.