13.05.2013 Views

Lazarillo de Manzanares

Lazarillo de Manzanares

Lazarillo de Manzanares

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

70 JUAN CORTÉS DE TOLOSA<br />

—No huyas <strong>de</strong> mí, Lázaro, que yo soy el <strong>de</strong>safortunado <strong>de</strong><br />

tu amo.<br />

Dejele llegar cerca porque la voz me pareció suya, y por<br />

estar con menor miedo conocí que era verdad. Quiteme la capa<br />

y echándosela a cuestas le pregunté qué trabajo había sido<br />

aquel. Él me respondió:<br />

—Sabrás, Lázaro, que en el tiempo que tú dormías bajó una<br />

criada <strong>de</strong> mi dama y me dijo que subiese don<strong>de</strong> ella me llevase.<br />

Yo lo hice ansí, y como hubiese <strong>de</strong>terminado darme el fruto (si<br />

no <strong>de</strong> tan largos años, <strong>de</strong> tantos servicios) me <strong>de</strong>snudé para<br />

ello, cuando a su padre se le antojó mirar la casa y empezar<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el aposento don<strong>de</strong> yo estaba. La criada que le vio<br />

encaminar los pasos a él, a<strong>de</strong>lantándose, me cogió por la mano<br />

abriéndome una ventana baja que cerca <strong>de</strong> la calle había, por la<br />

cual me <strong>de</strong>jé caer y casi su padre tras mí. Consi<strong>de</strong>ra tú, Lázaro,<br />

en cuánto trabajo estará aquella pobre doncella, si ya no es que<br />

esté sin ninguno por haberla muerto; que sé, <strong>de</strong> lo que estima el<br />

honor, que lo hará.<br />

—De suerte, señor —le respondí yo—, que por eso se <strong>de</strong>bió<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir: «Amor ciego, amor <strong>de</strong>snudo»: ciego, por haber<br />

entrado don<strong>de</strong> vuesa merced no fue poco afortunado en salir;<br />

<strong>de</strong>snudo, porque viene en camisa. Dígame vuesa merced ahora,<br />

le suplico, dón<strong>de</strong> hemos <strong>de</strong> pasar esta noche, supuesto que no<br />

acertaremos a casa; que temo no nos suceda algún gran trabajo.<br />

Cuando, al volver <strong>de</strong> una esquina, pusieron mano a las<br />

espadas, a mi parecer, unos treinta hombres; mas ellos no<br />

fueron sino cuatro ladrones, es a saber, los camareros <strong>de</strong> mi<br />

amo: los que poco antes, digo, le habían <strong>de</strong>snudado. Y aquí es<br />

don<strong>de</strong> no fuimos iguales en miedo, porque él no tenía qué le<br />

quitasen y yo sí. Dijeron que les diésemos lo que llevábamos, y<br />

entonces vieron a mi caro señor en pelota. Conociéronle y,<br />

echándole mano, dijeron:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!