Lazarillo de Manzanares
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116 JUAN CORTÉS DE TOLOSA<br />
no hayan sido <strong>de</strong> más peligro que ésta, soñastes jurídicamente,<br />
porque sueño es representación <strong>de</strong> algún objecto en la<br />
imaginativa mediante la especie sensible.<br />
—¡Jesús, qué cansado hombre! —me dijo apartándose <strong>de</strong> mí.<br />
Acor<strong>de</strong>me entonces <strong>de</strong> la fábula <strong>de</strong>l león, que preguntando<br />
el mismo si tenía mal olor en la boca mataba a quien le <strong>de</strong>cía<br />
que sí. Experimentó este efecto el perro, pues <strong>de</strong> buenas a<br />
buenas le dijo que le olía muy mal. Ansí, señor perro, no haréis<br />
vos casas con azulejos; apren<strong>de</strong>d <strong>de</strong> la zorra, que dice que no<br />
huele porque está con romadizo.<br />
Con esto nos fuimos, y yo dando y tomando en el sueño aún<br />
mientras cenábamos, y como aquellos días anduviese<br />
melancólico, tanto por haber visto morir a la señora <strong>de</strong> casa<br />
cuanto por el mal suceso <strong>de</strong> aquella pobre gente, y me acostase<br />
con esto, me dormí luego, porque había mucho que hacer. A<br />
cuyo cerebro me subieron unos flatos que, por pasar por el<br />
corazón y tenerle tan melancólico como he dicho, soñé triste<br />
uno y ridículo otro, <strong>de</strong> cuya variedad <strong>de</strong> cosas se me representó<br />
la que más tuve entre las manos y más me importó salir bien<br />
<strong>de</strong>lla. Y tras ésta, luego inmediatamente, un donoso disparate, y<br />
fue que venía un comisario <strong>de</strong> la otra vida con pleno po<strong>de</strong>r para<br />
castigar y hacer merce<strong>de</strong>s, el cual puso su supremo tribunal en<br />
la plaza, a cuya audiencia acudió multitud <strong>de</strong> gente. Bien sea<br />
verdad que éstos fueron los que traían causas legítimas para<br />
que se les hiciese merced; que los que habían <strong>de</strong> ser castigados<br />
por fuerza vinieron.<br />
Sentado que fue el juez en su tribunal, sin estar presentes<br />
más que la Muerte, el Desengaño y la Verdad —porque para<br />
ello se hizo un apartado a cuya puerta había porteros—, fueron<br />
entrando por su or<strong>de</strong>n.<br />
El primero que se visitó fue un hombre mozo, <strong>de</strong> no mal<br />
talle. Éste dijo:<br />
—Señor, yo soy casado y vivo con gran tormento y muchas<br />
pesadumbres, <strong>de</strong> que es causa mi suegra, y yo no tengo madre