13.05.2013 Views

Lazarillo de Manzanares

Lazarillo de Manzanares

Lazarillo de Manzanares

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

124 JUAN CORTÉS DE TOLOSA<br />

contento, haciendo cabriolas, que pareció no le doler nada, y<br />

preguntando:<br />

—¿Quién se llama aquí Lázaro?<br />

Luego que yo le vi, <strong>de</strong>jé el sermón y me encomendé a mis<br />

pies. No sabía, por haber entrado a escuras, por dón<strong>de</strong> me iba, y<br />

por no <strong>de</strong>speñarme me senté con grandísimo miedo, diciendo:<br />

—¡Conocidos tengo aquí yo! ¡Ah, Muerte amiga, si vinieses!<br />

No salió por entonces, antes oí unos gritos que sonaban, a mi<br />

enten<strong>de</strong>r, por más <strong>de</strong> ocho leguas alre<strong>de</strong>dor, los cuales daba la<br />

que <strong>de</strong>ntro entraron los ministros con quien yo vine.<br />

Lo que en aquellas cortes se juraba era lo siguiente: «No<br />

usaré más <strong>de</strong> la amistad <strong>de</strong> aquellas amigas; no iré a todas las<br />

comedias; no saldré fuera tan a menudo; no pediré galas<br />

superfluas ni afligiré a mi marido por ellas, ni le daré ya mala<br />

vida». A todo lo cual estaba yo tamañito, porque cuando mis<br />

muchachos asentaban conmigo cosas <strong>de</strong> aquel jaez, no estaban<br />

los más contentos <strong>de</strong>l mundo. Y entonces me pasó por el<br />

pensamiento si aquel gentilhombre que salió en mi busca me<br />

quería para preguntarme algo cerca <strong>de</strong>l caso.<br />

¿Quién creerá que se haya oído en algún tiempo en el<br />

Infierno cosa que sonase bien? Porque con lo que la<br />

atormentada mujer dijo el tono más bien cantado no se pue<strong>de</strong><br />

comparar. Admirome mucho una cosa, y fue que, con haber<br />

prometido tanto, aún se quejaba con las ansias que al principio,<br />

señal <strong>de</strong> que el tormento aún no había cesado, cuando la oigo<br />

<strong>de</strong>cir: «Yo <strong>de</strong>spediré las criadas que al presente tengo», con<br />

cuya promesa luego luego fue libre <strong>de</strong>l tormento.<br />

Y entonces salieron todas, y ella tan doméstica —así por lo<br />

pa<strong>de</strong>cido cuanto por haber visto allá tantas damas que en el<br />

siglo fueron sus amigas— que, como una Magdalena se <strong>de</strong>spojó<br />

<strong>de</strong>l vestido; cuyo marido no se hartaba <strong>de</strong> dar gracias a quien<br />

tanto bien le hizo. Diéronse las manos diferentemente que otros<br />

casados se las suelen dar; llevaba los ojos en el suelo y la beca

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!