Lazarillo de Manzanares
Lazarillo de Manzanares
Lazarillo de Manzanares
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
LAZARILLO DE MANZANARES 85<br />
—¿No le dije yo a vuesa merced que tenía lindo humor?<br />
—Digo que es muy gran picardía lo que conmigo se ha<br />
usado, y que, a no estar este caballero <strong>de</strong>lante, yo enseñara<br />
cómo se me había <strong>de</strong> tratar, y que estos ardi<strong>de</strong>s son <strong>de</strong><br />
mujercillas <strong>de</strong> mal vivir.<br />
—¿No gusta vuesa merced <strong>de</strong>l pícaro? —repitieron segunda<br />
vez—. Pues a fee que pue<strong>de</strong>, porque fingir un enojo <strong>de</strong>sta<br />
manera y con tanta propiedad no lo hace nadie en el mundo.<br />
—A fee <strong>de</strong> caballero que es bueno el pícaro —dijo él.<br />
Yo me volvía loco, y tanto lo sentí que por entonces se me<br />
quitó la hambre.<br />
—¡Ea, ea, <strong>de</strong>senójate, <strong>Lazarillo</strong>, que el señor don Francisco te<br />
dará para un sombrero!<br />
—Sí daré, <strong>de</strong> muy buena gana —dijo él, y sacando un<br />
doblón me le dio.<br />
Yo le tomé, confirmando con ello lo que antes habían dicho,<br />
mas como la necesidad sea tan gran monstruo, por redimir su<br />
vejación quise aquel breve rato acreditar su dicho.<br />
Salime con él sin <strong>de</strong>spedirme y ellas quedaron combatiendo<br />
aquel torreón —que a mi parecer estaba ya casi ganado—, y al<br />
medio <strong>de</strong> la calle hallé a mi portugués —que había días le<br />
echaba menos— vestido como flamenco, y lo parecía. Yo me<br />
llegué a él <strong>de</strong>svalido y, yéndole a abrazar, se apartó<br />
hablándome en lengua diferente <strong>de</strong> la suya y <strong>de</strong> la mía; y<br />
aunque no entendí lo que me dijo, sus acciones me mostraron<br />
que se estrañaba <strong>de</strong> mí como <strong>de</strong> hombre a quien no conoció. Yo<br />
me retiré espantado y quedándomele mirando, y él dio vuelta a<br />
la calle y no entró por entonces en su casa hasta <strong>de</strong> allí a media<br />
hora, y yo lo aceché sin que me viese.<br />
Lo que con el caballero se hizo fue pedirle los botones que<br />
llevaba para a<strong>de</strong>rezar una ropa, porque había <strong>de</strong> ser una <strong>de</strong>llas<br />
madrina <strong>de</strong> un bateo. Él los ofreció, y la ca<strong>de</strong>na si era necesario<br />
o <strong>de</strong> provecho, con lo cual todo se acogieron, sin que <strong>de</strong>llas ni