Lazarillo de Manzanares
Lazarillo de Manzanares
Lazarillo de Manzanares
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
24 JUAN CORTÉS DE TOLOSA<br />
subimos al coro para oficiar la misa mayor. Empezaron el<br />
introitu mi amo y otros dos clérigos, y yo me apercebí para<br />
entonar el órgano, como antes se me había or<strong>de</strong>nado. Tocó mi<br />
amo <strong>de</strong> suerte 8 que pudiera <strong>de</strong>sazonar a un viudo ¡Véase si era<br />
el tañido como quiera!, porque el que disgusta quien he dicho,<br />
excelentemente sabe el cómo. Acabó con la tecla y fue al<br />
facistol, y yo tras él, don<strong>de</strong> no pu<strong>de</strong> sufrir <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> cantar, y,<br />
satisfaciéndome en mi <strong>de</strong>seo, gateé por un quirie arriba.<br />
¡Considérese cuál cantaban ellos, pues no conocieron cómo<br />
cantaba yo!, pues fuera <strong>de</strong> no saber <strong>de</strong> canto más que tirarle,<br />
parecía cuando cantaba tener la boca llena <strong>de</strong> ochavos. Pero<br />
entonaba muy bien el órgano, y no más. Al alzar, cantó mi amo,<br />
a ello acostumbrado como puntual sacristán, porque se podía<br />
tomar a ello con el más estirado <strong>de</strong>l oficio, no en hacerlo mejor,<br />
sino en porfiar más.<br />
Acabado esto di vuelta a casa una hora antes que mi amo,<br />
don<strong>de</strong> hallé a la huéspeda la cara hinchada y con muchos<br />
car<strong>de</strong>nales y el brazo en una banda. Mirela alazarilladamente, y<br />
como la lengua me dijese que había rodado las escaleras y yo<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que la vi me entendiese mejor con los ojos, les dije:<br />
—«Ojos, <strong>de</strong>cídmelo vos».<br />
—«Mojicones han sido, me parece» —respondieron ellos.<br />
Partí a hacer sabidor a mi amo <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> mi señora la<br />
sacristana, y ya no estaba en la iglesia, porque, como era<br />
costumbre, se venía por la plaza, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> traía alguna fruta o<br />
lo que al tiempo era anejo. De manera que cuando volví le hallé<br />
en ella, y metiéndole en un abujero sobre que era tan<br />
<strong>de</strong>sgraciada y tan sin ventura que había <strong>de</strong> ser ama y criada,<br />
pues por haber subido a la cocina, que estaba en alto, cayó, a la<br />
bajada, en uno <strong>de</strong> tantos hoyos como tenía y rodó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
primero hasta el postrero escalón.<br />
8 Orig. (13v): ‘suerre’.