Lazarillo de Manzanares
Lazarillo de Manzanares
Lazarillo de Manzanares
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
LAZARILLO DE MANZANARES 25<br />
—¡Que no pueda yo con este hombre —repetía muchas<br />
veces— me mu<strong>de</strong> <strong>de</strong>sta casa don<strong>de</strong> siquiera tenga una vecina<br />
con quien conversar y a quien volver los ojos! O, si no, hombre<br />
<strong>de</strong>l diablo, ved si he tenido quien me vaya a llamar el barbero<br />
para sangrarme.<br />
Él estaba temblando, y tan cortado que tenía más hundido el<br />
ojo con vista que el que estaba sin ella. Fue a llamarle y,<br />
asomándose a la ventana, le dijo que trajese el que tenía la<br />
tienda al cabo <strong>de</strong> su misma calle. Él fue a ello, mas no quiso<br />
venir, y volviendo a <strong>de</strong>cirlo a casa, dio en que no se había <strong>de</strong><br />
sangrar con otro. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquí le aplazo a vuesa merced para<br />
un cuento, a mi parecer agudo, y pasa <strong>de</strong> la manera que diré.<br />
La sacristana, mi señora, tenía perdida toda la mala<br />
querencia al barbero, el cual, como la sintiese enferma <strong>de</strong> la<br />
voluntad, hallándola sola la <strong>de</strong>rramó los celos por el rostro y<br />
cuerpo en cantidad <strong>de</strong> mojicones, aprovechándose <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
la pretina, con que la <strong>de</strong>sconcertó un brazo y acar<strong>de</strong>naló todo el<br />
cuerpo, jurando una y otra vez <strong>de</strong> no volver para siempre a su<br />
amistad, y que <strong>de</strong>llo daba por testigo al tiempo; <strong>de</strong> que ella<br />
estaba harto más sentida que <strong>de</strong> los golpes recebidos, y esta era<br />
la causa porque quería que fuese él y no otro el que la sangrase.<br />
Volvió, pues, el marido a persuadirle fuese a sangrar a su<br />
mujer, y salió con ello, cuya paga fue quedarse a comer con mis<br />
amos. Y para este convite nos fuimos los dos a la plaza, <strong>de</strong><br />
don<strong>de</strong> se trajo un ave, un conejo y más fruta, con lo cual todo<br />
yo me vine a<strong>de</strong>lante para que con brevedad se a<strong>de</strong>rezase.<br />
Púsose la mesa, comimos todos y fue regalado <strong>de</strong> los dos.<br />
Comiose las pechugas, casi los lomos <strong>de</strong>l conejo y muy poquita<br />
fruta, pero menu<strong>de</strong>aba en lo <strong>de</strong>l bienaventurado que partió la<br />
capa con el pobre a más y mejor; <strong>de</strong> manera que conforme a lo<br />
que mis amos bebían, parecía que echaba él el contrapunto,<br />
porque ansí como los que le cantan, por uno que dicen los <strong>de</strong>l<br />
canto llano forman siete o ocho puntos estotros, ansí nuestro<br />
barbero: por una que bebían ellos bebía él cuatro. Acabose la