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max-lucado-aplauso_del_cielo-2 - Ondas del Reino

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4<br />

EL REINO DEL ABSURDO<br />

E l reino de los <strong>cielo</strong>s. Sus ciudadanos están ebrios de asombro.<br />

Considere el caso de Sarai. 1 Está en sus años dorados, y Dios le promete un hijo. Ella<br />

se emociona. Visita la tienda de ropa de maternidad y compra algunos vestidos. Planifica el<br />

baby shower 2 y remo<strong>del</strong>a su tienda… pero el hijo no llega. Se come algunos pasteles de<br />

cumpleaños y apaga muchas velas… pero el hijo aún no llega. Acaba una década de<br />

calendarios de pared… y el hijo todavía no llega.<br />

Así que Sarai decide tomar el asunto en sus manos. («Quizás Dios necesita que me<br />

ocupe de esta cuestión».)<br />

Convence a Abram de que el tiempo se está acabando. («Reconócelo, Ab, tampoco tú te<br />

has vuelto más joven».) Le ordena a su sierva, Agar, entrar a la tienda de Abram para ver si<br />

necesita algo. («¡Y quiero decir «lo que sea»!) Al entrar Agar es una sierva. Al salir es una<br />

mamá. Y se inician los problemas.<br />

Agar la trata con desprecio. Sarai está celosa. Abran está mareado a causa <strong>del</strong> dilema. Y<br />

Dios llama al bebé un «asno montés», un nombre adecuado para uno que ha nacido de la<br />

obstinación y cuyo destino es entrar a la historia dando coces.<br />

No es la familia acogedora que había esperado Sarai. Y no es un tema que traten con<br />

frecuencia Abram y Sarai mientras cenan.<br />

Al fin, catorce años después, cuando Abram está próximo al siglo de vida y Sarai tiene<br />

noventa… cuando Abram ha dejado de prestar atención a los consejos de Sarai, y Sarai ha<br />

dejado de darlos… cuando el empapelado <strong>del</strong> cuarto <strong>del</strong> bebé ha perdido su color y el<br />

mobiliario de bebé ha pasado de moda… cuando el tema <strong>del</strong> hijo prometido evoca suspiros<br />

y lágrimas acompañados de miradas lánguidas dirigidas a un <strong>cielo</strong> silencioso… Dios los<br />

visita y les dice que más vale que escojan un nombre para el hijo que ha de venir.<br />

Abram y Sarai tienen la misma respuesta: risa. Se ríen, en parte, porque es demasiado<br />

increíble que suceda, y en parte porque podría llegar a suceder. Se ríen porque han<br />

abandonado la esperanza, y la esperanza que renace siempre es graciosa antes de hacerse<br />

real.<br />

Se ríen de la locura <strong>del</strong> asunto.<br />

Abram le echa un vistazo a Sarai… desdentada y roncando en su mecedora, cabeza<br />

echada hacia atrás y boca abierta de par en par, tan fructífera como una ciruela pasa<br />

descarozada e igual de arrugada. Y estalla de risa. Intenta contenerla, pero no puede.<br />

Siempre ha disfrutado de los buenos chistes.<br />

1 Véase Génesis 16—18 , 21 , Biblia de las Américas.<br />

2 Fiesta en la que se celebra la llegada <strong>del</strong> bebé.

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