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max-lucado-aplauso_del_cielo-2 - Ondas del Reino

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—¿Quieres una cita con el profeta?<br />

—Quiero su cabeza —respondió la bailarina. Y después, ante un gesto afirmativo de su<br />

madre, agregó—: Sobre una bandeja de plata, si no le molesta.<br />

Herodes miró los rostros de los que lo rodeaban. Sabía que no era justo, pero también<br />

sabía que todos lo estaban mirando. Y él había prometido «cualquier cosa». A pesar de que<br />

personalmente no tenía nada en contra <strong>del</strong> predicador campesino, valoraba las encuestas de<br />

la opinión pública mucho más de que la vida de Juan. Al fin y al cabo, ¿qué importa más…<br />

evitar hacer el ridículo o evitar la muerte de un profeta excéntrico?<br />

La historia destila injusticia.<br />

Juan muere porque Herodes codicia.<br />

El bueno es asesinado mientras los malos se ríen.<br />

Un hombre de Dios es asesinado mientras un hombre apasionado le hace guiños a su<br />

sobrina.<br />

¿Es así como Dios recompensa a sus ungidos? ¿Es así como honra a sus fíeles? ¿Es así<br />

como Dios corona a sus elegidos? ¿Con oscuro calabozo y reluciente espada?<br />

La incoherencia fue más de lo que Juan podía soportar. Aun antes de que Heredes<br />

alcanzara su veredicto, Juan formulaba sus preguntas. Sus preocupaciones sólo eran<br />

superadas en número por la cantidad de veces que recorría su celda haciendo dichas<br />

preguntas. Cuando tuvo ocasión de enviarle un mensaje a Jesús, su inquisición expresaba<br />

desesperanza:<br />

«Al enterarse Juan en la cárcel de lo que Cristo estaba haciendo, envió a sus discípulos<br />

a que le preguntaran: ¿Eres el que había de venir, o debemos esperar a otro?» 2<br />

Nótese lo que motivaba la pregunta de Juan. No era solamente el calabozo ni la muerte<br />

siquiera. Era el problema de las expectativas no satisfechas: el hecho de que Juan estuviera<br />

en dificultades profundas y Jesús siguiera a<strong>del</strong>ante con sus asuntos como si nada.<br />

¿Es esto lo que hacen los mesías cuando aparecen dificultades? ¿Es esto lo que hace<br />

Dios cuando sus seguidores están en aprietos?<br />

El silencio de Jesús bastó para formar una gotera en el dique de lo que creía Juan.<br />

«¿Eres tú el que había de venir? ¿O será que he seguido al Señor equivocado?»<br />

Si la Biblia hubiese sido escrita por una agencia de relaciones públicas, habrían<br />

eliminado ese versículo. No es una buena estrategia de relaciones públicas reconocer que<br />

uno de los miembros <strong>del</strong> gabinete tiene dudas acerca <strong>del</strong> presidente. Uno no permite que se<br />

sepan historias como esa si se intenta presentar un frente unido.<br />

Pero las Escrituras no fueron escritas por agentes personales; fueron inspiradas por un<br />

Dios eterno que sabía que cada discípulo de allí en a<strong>del</strong>ante pasaría tiempo en el calabozo<br />

de la duda.<br />

Aunque las circunstancias hayan cambiado, las preguntas no.<br />

Las mismas son formuladas cada vez que los fieles sufren las consecuencias de los<br />

infieles. Cada vez que una persona da un paso en la dirección correcta, para luego tropezar<br />

y caer de bruces, cada vez que una persona hace una obra de bien pero sufre resultados<br />

malignos, cada vez que una persona adopta una posición, pero acaba cayendo sobre su<br />

rostro… las preguntas caen como lluvia:<br />

«Si Dios es tan bueno, ¿por qué me duele tanto?»<br />

«Si Dios verdaderamente está allí, ¿por qué estoy aquí?»<br />

«¿Qué hice para merecer esto?»<br />

2 Mateo 11.2–3 .

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