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max-lucado-aplauso_del_cielo-2 - Ondas del Reino

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Aprendió la destreza de usar las palabras para evitar conflicto. Y para un joven judío en<br />

la Europa plagada de Hitler, esa destreza tuvo muchas ocasiones de ser afilada.<br />

Afortunadamente, la familia de Heinz se escapó de Bavaria y logró llegar a los Estados<br />

Unidos. Más tarde en su vida, restaría importancia al impacto que habían tenido sobre su<br />

desarrollo esas experiencias de la adolescencia.<br />

Pero uno no puede evitar hacerse preguntas. Pues luego de que Heinz creciera, su<br />

nombre pasó a ser sinónimo de negociaciones de paz. Su legado fue el de constructor de<br />

puentes. En alguna parte había aprendido el poder de la palabra de paz puesta en el sitio<br />

adecuado. Y a uno no le queda más que preguntarse si su entrenamiento no se produjo en<br />

las calles de Bavaria.<br />

Usted no lo conoce por el nombre de Heinz. Lo conoce por la versión inglesa de su<br />

nombre, Henry. Henry Kissinger. 2<br />

Nunca subestime el poder de una semilla.<br />

¿Qué grado de habilidad tiene usted en la siembra de semillas de paz?<br />

Tal vez no lo llamen para detener un conflicto internacional, pero se le presentarán<br />

oportunidades para hacer algo más vital: traer paz interior a corazones atribulados.<br />

Jesús fue un mo<strong>del</strong>o de esto. No lo vemos dando solución a muchas disputas ni<br />

negociando conflictos. Pero sí podemos verlo cultivando armonía interior mediante actos de<br />

amor:<br />

lavando los pies de hombres que sabía que lo traicionarían,<br />

almorzando con un oficial de impuestos corrupto,<br />

honrando a la mujer pecadora que había sido despreciada por la sociedad.<br />

Construía puentes sanando heridas. Prevenía el conflicto tocando el interior. Cultivaba<br />

la armonía sembrando semillas de paz en corazones fértiles.<br />

Hágame un favor. Deténgase un momento y piense en todas las personas que componen<br />

su mundo. Haga un paseo por la galería de rostros que son significativos para usted.<br />

Recorra mentalmente las páginas <strong>del</strong> álbum de fotos donde figuran las personas con las que<br />

trata con mayor frecuencia.<br />

¿Puede ver sus rostros? Su cónyuge. Su mejor amigo. Sus compañeros de golf. Sus<br />

amigos de la asociación de padres de la escuela. Sus hijos. Su tía que vive al otro lado <strong>del</strong><br />

país. Su vecino de enfrente. La recepcionista de su trabajo. La secretaria nueva de la oficina<br />

contigua.<br />

Congele esas imágenes mentales durante un momento mientras le cuento cómo se<br />

sienten algunos de ellos.<br />

Hace poco fui a ver a nuestro médico de familia. Era el primer control que me hacía<br />

desde el requerido para practicar fútbol en la escuela secundaria, diecisiete años atrás.<br />

Como era algo largamente adeudado, pedí una evaluación completa. Una enfermera me<br />

puso sobre una camilla y me adhirió al pecho unas pequeñas ventosas frías. Otra enfermera<br />

me rodeó el brazo con una banda tirante y apretó un bulbo negro hasta que el brazo me<br />

cosquilleaba. Luego me pinchó el dedo (lo cual siempre duele) y me dijo que llenara un<br />

vasito (lo cual siempre me incomoda). Después, habiendo cumplido con todos los<br />

preliminares, me pusieron en un cuarto y me dijeron que me quitara la camisa y esperase al<br />

doctor.<br />

2 Paul Harvey, El resto de la historia de Paul Harvey, Bantam, New York, NY, 1977, p.49.

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