max-lucado-aplauso_del_cielo-2 - Ondas del Reino
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EL REINO POR EL QUE VALE<br />
LA PENA MORIR<br />
«V ayan y cuéntenle a Juan lo que oyen y ven, les respondió Jesús: Los<br />
ciegos ven, los cojos caminan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los<br />
muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas. 1<br />
Esta fue la respuesta de Jesús a la pregunta agonizante de Juan desde el calabozo de la<br />
duda: «¿Eres el que había de venir, o debemos esperar a otro?» 2<br />
Pero antes de estudiar lo que dijo Jesús, preste atención a un par de cosas que no dijo.<br />
Primeramente, no se enojo. No levantó las manos en gesto de disgusto. No gritó: «¿Qué<br />
más tengo que hacer para Juan? ¡Ya me hice carne! He vivido sin pecar durante tres<br />
décadas. Le permití que me bautizara. ¿Qué más quiere? Vayan y díganle a ese<br />
desagradecido comelangostas que su incredulidad me deja atónito».<br />
Podría haber hecho eso. (Yo lo habría hecho.) Pero Jesús no lo hizo. Subraye ese hecho:<br />
Dios nunca ha despreciado las preguntas de un buscador sincero. No ha despreciado las de<br />
Job ni las de Abraham, ni las de Moisés, ni las de Juan, ni las de Tomás, ni las de Max, ni<br />
las suyas.<br />
Pero note también que Jesús no salvó a Juan. Aquel que había caminado sobre el agua<br />
con facilidad podría haber caminado sobre la cabeza de Heredes, pero no lo hizo. Aquel<br />
que echó demonios tenía el poder necesario para destruir el castillo <strong>del</strong> rey, pero no lo hizo.<br />
No hubo un plan de batalla. No hubo equipos de armas y tácticas especiales [como SWAT].<br />
No hubo espadas relucientes. Sólo un mensaje: un mensaje <strong>del</strong> reino.<br />
«Díganle a Juan que todo marcha según los planes. El reino está siendo inaugurado».<br />
Las palabras de Jesús son mucho más que una declaración de Isaías. 3 Son la<br />
descripción de un reino celestial que está siendo establecido.<br />
Un reino singular. Un reino invisible. Un reino de tres rasgos distintivos.<br />
En primer lugar, es un reino donde los rechazados son recibidos.<br />
«Los ciegos ven, los cojos caminan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen».<br />
No hubo gente más despreciada por su cultura que los ciegos, los cojos, los leprosos y<br />
los sordos. No había lugar para ellos. No tenían nombre. No tenían valor. Eran llagas de la<br />
sociedad. Exceso de equipaje al costado <strong>del</strong> camino. Pero a los que la gente llamaba basura.<br />
Jesús llamaba tesoros.<br />
En mi ropero está colgado un suéter que rara vez uso. Es demasiado pequeño. Las<br />
mangas me quedan cortas, los hombros demasiado ajustados. Faltan algunos de los botones<br />
y está deshilachado. Debiera deshacerme de ese suéter. No me sirve. Nunca más lo usaré.<br />
La lógica dice que debiera desocupar el espado y deshacerme <strong>del</strong> suéter.<br />
Eso es lo que dice la lógica.<br />
Pero el amor no me lo permite.<br />
1 Mateo 11.4–5 .<br />
2 Mateo 11.3–4 .<br />
3 Isaías 35.5 ; 61.1 .