15.05.2013 Views

max-lucado-aplauso_del_cielo-2 - Ondas del Reino

max-lucado-aplauso_del_cielo-2 - Ondas del Reino

max-lucado-aplauso_del_cielo-2 - Ondas del Reino

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

DICHOSOS…<br />

1<br />

DELEITE SAGRADO<br />

E lla tiene derecho a estar amargada.<br />

A pesar de ser talentosa, durante años pasó inadvertida. Prestigiosos círculos de ópera<br />

se negaron a darle cabida cuando intentó entrar. Los críticos estadounidenses pasaron por<br />

alto su voz impactante. La rechazaron repetidamente en papeles para los que le sobraban<br />

condiciones. Apenas se fue a Europa y se ganó los corazones de públicos difíciles de<br />

complacer, líderes de la opinión nacional reconocieron su talento.<br />

Su vida profesional no solo ha sido una lucha, sino también su vida personal presenta el<br />

mismo desafío. Es madre de dos niños minusválidos, uno de ellos tiene un severo retraso<br />

mental. Hace años, a fin de escapar <strong>del</strong> ritmo de la ciudad de Nueva York, adquirió una<br />

casa en Martha’s Víneyard. Se incendió totalmente dos días antes de mudarse.<br />

Rechazo profesional. Trabas personales. Terreno ideal para las semillas de amargura.<br />

Un campo receptivo para las raíces de resentimiento. Pero en este caso, la ira no encontró<br />

dónde habitar.<br />

Sus amigos no la llaman amargada; le dicen «Bubbles» [Burbujas],<br />

Beverly Sills. Cantante de ópera de fama internacional. Directora retirada de la Ópera<br />

de la ciudad de Nueva York.<br />

La risa endulza sus frases. La serenidad suaviza su rostro. Al entrevistarla, Mike<br />

Wallace declaró que «es una de las damas más impactantes, o tal vez la más impactante,<br />

que haya entrevistado jamás».<br />

¿Cómo puede una persona enfrentarse a semejante rechazo profesional y trauma<br />

personal y aun así recibir el apodo de Burbujas? «Decido ser alegre», dice ella. «Años atrás<br />

sabía que no tenía demasiada posibilidad de decidir el éxito, las circunstancias, ni siquiera<br />

la felicidad; pero sabía que podía optar por la alegría.<br />

«Pedimos sanidad. Dios no la ha dado. Pero nos bendice».<br />

Glyn hablaba lentamente. En parte por su convicción. En parte por su enfermedad. Su<br />

esposo, Don, estaba sentado en una silla junto a ella. Los tres vinimos a programar un<br />

funeral... el suyo. Y ahora, después de cumplir esa tarea, de seleccionar los himnos y dar las<br />

indicaciones, Glyn habló.<br />

«Él dio una fortaleza que desconocíamos. Nos la dio cuando nos hizo falta y no antes».<br />

Sus palabras se arrastraban, pero eran claras. Sus ojos estaban humedecidos, pero<br />

confiados.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!