Número 12 - CCH - Universidad Nacional Autónoma de México

percibí ni pizca de modestia en aquella
hermosa joven, muy poco formada, a la
que la moderna coeducación, las costumbres
juveniles, las sandeces de la «vida de
campamento» y la inanidad de la manera
de vivir contemporánea habían corrompido
de modo profundo e irrevocable. La
pequeña zarandeó mi pobre fuente de la
vida con energía y de la manera más prosaica,
igual que si hubiera sido un adminículo
inanimado desconectado por completo
de mi ser. (…) estaba muy deseosa
de impresionarme con el mundo de los
adolescentes más osados sexualmente”.
Después de ese primer encuentro
gradualmente Lolita empezó a manipular
a Humbert, quien ya sólo vivía
para alimentar su propio deseo. Pero
por más esfuerzos que realizara Humbert,
Lolita era una niña de doce años
mientras que él era un hombre maduro,
y el abismo entre su edad y la de la niña
produce el vacío entre ellos. Humbert
se daba cuenta de las locuras que hacía,
pero no lo podía evitar: “¡Hasta leía en
el Beardsley Star una sección para adolescentes,
con objeto de saber como
comportarme!” Y, como sabemos, sucede
lo inevitable. Lolita empieza a tener
otros intereses mientras que Humbert
se engancha cada vez más en su obsesión
por ella.
Como se puede ver en los dos personajes
ritmo / nueva época
imaginación y crítica
analizados, en ambos casos el origen de
nuestro comportamiento adulto está en
cómo pasemos las etapas de desarrollo
psicosexual y nuestras experiencias durante
la adolescencia. Por ello, antes de
calificar con adjetivos la conducta de una
persona, hay que sondear cuáles son sus
razones más profundas. En este caso sería
absurdo decir que Humbert es un perverso
porque deseaba a Lolita; tampoco podemos
decir de ella que es una niña perversa.
Cada uno tuvo sus motivaciones y,
ahora que las conocemos, podríamos hacer
un juicio más sereno.
Como colofón a este trabajo, sólo me
resta comentar que hay que hacerle justicia
a Lolita y a Nabokov dándole su justa
dimensión al personaje, que ha sido tergiversado
de manera absurda. En primer
lugar, la perversidad de Lolita ha sido
grotescamente exagerada tanto en el aspecto
físico, la edad y su conducta. Hoy
en día la industria del porno y la prostitución
llaman “Lolitas” a muchachas muy
jóvenes que se ofrecen a los pederastas.
Es increíble cómo se exalta la imaginación
de quienes, seguramente, jamás han
leído el libro. Ya hasta existe un género en
el ánime y la manga japonesa que se llama
Loli-con (apócope de Complejo de Lolita),
que designa la atracción sexual hacia
las niñas menores de edad. 6
6 Las citas están tomadas de: Vladimir Nabokov. Lolita. Barcelona: Anagrama, 2006.
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