Número 12 - CCH - Universidad Nacional Autónoma de México

itmo / nueva época
imaginación y crítica
TEÓCRITO. IDILIO XVIII: EL EPITALAMIO DE HELENA
Cierta vez en Esparta frente al rubio rey Menelao
las doncellas, trenzados sus rizos de oro con flor jacíntea,
se reunieron en coro las doce ilustres de este reino
y de Lacedemonia frente a la alcoba recién ornada.
El día en que el mancebo hijo de Atreo pidió en nupcias 5
Y, a codiciada Helena, la hija de Tíndaro, llevó al tálamo.
Todas juntas cantaban el himeneo, golpeando el suelo
con pies entrelazados. ¡Resuena el canto al pie de alcoba!
“¿Por qué llevas durmiendo, dichoso esposo, tres días completos?
¿Será que eres amante del sueño o tienes rodillas torpes? 10
¿O libaste harto vino, luego en el lecho nupcial te echaste?
Entonces era justo que tú durmieras solo en la noche,
dejaras que jugara con las doncellas ante su madre
hasta llegar la aurora. Pues ha de placerte tu esposa
otro día hasta el alba y año tras año, rey Menelao. 15
Yerno dichoso el cielo te fue propicio cuando venías
como otros candidatos, a pretenderla a noble Esparta.
Entre los semidioses tendrás tú el único por suegro a Zeus.
La hija joven de Zeus deseó fundir su cuerpo al tuyo.
No hay mujer más bella como ella en esta tierra de Aqueos. 20
Si pare, parirá niños hermosos igual a ella.
Nosotras sus coetáneas echamos siempre viril carrera
para llegar a hundirnos en las corrientes del río Eurotas.
Somos unas doscientas cuarenta vírgenes, un pueblo de hembras,
no hay mujer más honesta que a nuestra Helena se le compare. 25
¡Regia Noche! Al salir la Aurora muestra su bello rostro;
la clara primavera, ya que pasó el crudo invierno;
así la bella Helena entre nosotras resplandecía.
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