Número 12 - CCH - Universidad Nacional Autónoma de México

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C. Las máscaras
“El poeta que habla es y no es Catulo:
es una persona, una máscara que deja ver
el rostro real y que, al mismo tiempo, lo
oculta. Sus penas son reales y también
son figuras del lenguaje. Son imágenes,
representaciones. El poeta convierte a su
amor en una suerte de novela en verso,
aunque no por esto menos vivido y sufrido.”
89
Las máscaras para Cirlot 90 son todas
las transformaciones, que tienen algo profundamente
misterioso y de vergonzoso a
la vez, puesto que lo equívoco y ambiguo
se produce en el momento en que algo
se modifica lo bastante para ser ya “otra
cosa”, pero aún sigue siendo lo que era.
Por ello, las metamorfosis tienen que
ocultarse; de ahí la máscara. La ocultación
tiende a la transfiguración, facilita el
traspaso de lo que se es a lo que se quiere
ser.
La máscara perpetua: el engaño, vuelve
el silencio en misterio, incluso el esclavo,
el siervo usa máscaras de felicidad,
“recubiertas por una sonrisa adusta.” 91
El juego de las máscaras, el divertido
palimpsesto, motiva al lector a que des-
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Yo no amo el “engaño”, además, ése
es un medio que sólo da buen resultado
cuando tenemos que habérnoslas con
muchachas a las que sólo la falsedad
puede dar un relámpago de poesía”.
Kierkegaard
89 Octavio Paz, op.cit., p. 57.
90 Juan Eduardo Cirlot, op. cit., pp. 307-308.
91 Octavio Paz, op. cit., p. 78.
cubra al poeta y le quite la máscara, lo
desnude; pero para hacerlo, el lector se
quita la máscara primero porque “como es
adentro es afuera” diría el axioma. “Don
Juan es un hombre artista sin más autenticidad
que su habilidad para cambiar,
para vivir sin interioridad, para ponerse
máscaras sólo para interpretar. El libertino
comparte la errante inconstancia del
poeta barroco.” 92 La voz lírica del poema
Para un menú es por supuesto la del poeta,
Mozart es don Giovanni, Zorrilla es el
Tenorio, Rebolledo es Tristán, como dijo
Octavio Paz: “Poema y poeta se funden
porque ambos términos son inseparables:
el poeta es su palabra.” 93 Gutiérrez Nájera
fue un hombre enmascarado, artista
del disfraz, amante del misterio y de lo
contradictorio, al siempre estar buscando
la mejor versión de sí mismo y del mundo,
tenía que ocultar las imperfecciones
inherentes al ser humano. Nájera, por un
momento, se descubre y entre las líneas
del poema, nos muestra el lado obscuro,
seductor y perverso de un corazón modernista.
92 Julia Kristeva, op.cit., p. 177.
93 Octavio Paz. México en la obra de Octavio Paz.
Generaciones y semblanzas II, p. 31.
ritmo / nueva época
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