Número 12 - CCH - Universidad Nacional Autónoma de México

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La armonía del cosmos lució sus galas en pingües campos;
el ciprés, en vergel; en los carruajes, corcel tesalio, 30
igual lució Helena su piel de rosas en nuestra Esparta.
Nadie que enrolle el hilo del cesto iguala sus bellas telas,
ni en arte del telar cuando entrelaza la espesa trama
a su ágil lanzadera saca obra larga de altos montantes.
Ninguna otra sabe tañer tan dulce la suave lira. 35
Nadie canta a las diosas Atenea, de ancho pecho, y Artemis,
como Helena, en quien todo deseo amoroso está en sus ojos.
¡Bella y graciosa virgen! Desde hoy tú eres mujer casada.
Mañana llevaremos hasta el Estadio las bellas flores
que en el campo cortamos y las coronas muy perfumadas. 40
Helena, muchas te hemos de recordar, cual corderitos
lactantes que naciendo buscan con ansia la ubre materna.
Trenzada una corona con blanco loto que crece en tierra,
bajaremos corriendo nosotras hasta el frondoso plátano
y tomando el aceite sedoso de una botella argéntea 45
lo verteremos todo gota tras gota y en su corteza
habremos de grabar una inscripción que un caminante
al modo dorio, lea: ‘¡Hónrame, pues soy árbol de Helena!’
¡Que seas feliz, esposa, también tú el yerno de noble suegro!
¡Que os conceda Latona, diosa Latona, criadora de hijos, 50
dichosa prole, y Cipris, la diosa Cipris, amarse siempre,
y el gran Zeus, dios Zeus hijo de Cronos, la dicha eterna,
pues ésta se transmite de nobles padres a nobles hijos!
¡Hoy duerman aspirando pasión y amor un pecho en otro
no olviden despertar cuando ya arribe la nívea aurora! 55
Nosotras nos iremos al alba cuando el primer rapsoda
eleve engalanado cuello en su nido y altivo cante.
¡Himeneo, Himeneo, que en esta boda tu halles el gozo!
ritmo / nueva época
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