Número 12 - CCH - Universidad Nacional Autónoma de México

itmo / nueva época
imaginación y crítica
EL EPITALAMIO DE HELENA (TEÓCRITO. IDILIO XVIII)
Felipe Sánchez Reyes 7
7 Felipe Sánchez Reyes es profesor e investigador Titular A de Tiempo Completo del CCH Azcapotzalco.
Tiene la licenciatura en Letras Clásicas y la maestría en Literatura Iberoamericana
por la UNAM. Ha publicado poemas de Teócrito y Safo, también ensayos acerca de la obra de
escritores mexicanos.
8 Esquilo. Agamenón. Madrid: Gredos, 2001, versos 685-690 y Eurípides. Las troyanas. Madrid:
Gredos, 2001, versos 890-895.
La noche que ardió Toya, Menelao se precipitó furioso en la casa
de Deifobo matando a diestra y siniestra, avanzó hacia los aposentos
interiores y en el último halló a su infiel esposa. Caminaba con la
espada embadurnada de sangre y sesos, la apuntó sobre el vientre de
ella que hundió la daga en la espalda de su esposo Deífobo ebrio, la
arrancó, la tiró, luego Helena miró a Menelao, se descubrió el pecho
y él, que había jurado matarla, dejó caer la espada, la condujo a salvo
a las naves y llegaron a Esparta el mismo día que Orestes mató a su
madre Clitemnestra. Helena en señal de duelo por su hermana se cortó
un poco las puntas de los cabellos para no afearse.
El mito de Helena
Estesícoro (siglo VII a. C.) en su Elogio de Helena, la trata
de “bígama, trígama y abandonadora de hombres”; Safo (s. VII
a. C.) la nombra “primorosa vasija del poder demoníaco del
amor”; Esquilo (siglo VI a. C.) en su Agamenón, “la casada
disputada, destructora de barcos, hombres y pueblos”; y Eurípides
(siglo V a. C) en Las troyanas, “poderosa seductora, de
mirada llena de deseo”. 1
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