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maquetacion diciembre 2007 - Diverdi

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Camino de la ópera<br />

antigua 165 / <strong>diciembre</strong> <strong>2007</strong><br />

Skip Sempé recrea con autoridad el espectáculo de 1589 La Pellegrina,<br />

todo un ensayo de proto-ópera<br />

La ópera no fue una invención genial de un grupo<br />

de intelectuales en busca de la verdadera naturaleza<br />

del teatro antiguo, como se afirma habitualmente.<br />

Giovanni de’ Bardi y los músicos y poetas<br />

de su célebre Camerata no se sentaron una tarde<br />

en el Palacio Pitti de Florencia y se dijeron: “Vamos<br />

a inventar la ópera”. Por supuesto que en el surgimiento<br />

del género hay mucho de reflexión intelectual,<br />

de intento por aplicar en la práctica las ideas<br />

neoplatónicas dominantes en la Italia del siglo XVI,<br />

pero si no se tiene en cuenta que la ópera fue la evolución<br />

natural de los espectáculos músico-dramáticos<br />

tal y como se habían ido desarrollando desde<br />

la Edad Media, difícilmente se entenderá su éxito<br />

inmediato ni la perfección con que se nos presenta<br />

una de las primeras jamás escritas, el Orfeo de<br />

1607. No es solamente que Monteverdi tuviera un<br />

talento excepcional, algo obvio con sólo escuchar<br />

uno de sus madrigales casi escogido al azar, es que<br />

se encontraba en el lugar y el momento adecuados<br />

para recoger toda una riquísima tradición de música<br />

teatral y elevarla, gracias a su genio artístico,<br />

a un plano superior.<br />

En la Florencia de los Médici, la música participaba<br />

del teatro a través de los Intermedios, pequeñas<br />

escenas que se incrustaban en un drama del<br />

que tomaban nombre. Como la ópera en la que<br />

derivarían, una vez que se hicieron más deseados<br />

que la propia obra teatral a la que complementaban,<br />

los intermedios eran espectáculos cortesanos,<br />

que se programaban en ocasión de sonados<br />

acontecimientos. Los más conocidos de todo el siglo<br />

XVI fueron los de La Pellegrina, que tuvieron<br />

lugar en 1589, con motivo del matrimonio entre el<br />

Gran Duque Fernando I y la princesa Cristina de<br />

Lorena. El tema había sido ideado por Bardi, el<br />

poder y la influencia de la música sobre la Humanidad,<br />

y un amplísimo equipo, entre los que se<br />

contaban Emilio De’ Cavalieri como director musical<br />

y coordinador, Ottavio Rinuccini como poeta,<br />

Bernardo Buontalenti como escenógrafo, y<br />

Cristofano Malvezzi, Luca Marenzio, Giulio Caccini,<br />

Jacopo Peri y Antonio Archilei como compositores,<br />

trabajaron durante ocho largos meses<br />

para que nada fallara.<br />

Pablo J. Vayón<br />

“La interpretación de<br />

Sempé es tan delicada<br />

y profunda como<br />

variada y emotiva.”<br />

Pequeñas sinfonías instrumentales, madrigales<br />

y piezas vocales variadas a distintas voces, recitativos,<br />

lamentos, monodia acompañada, el<br />

empleo del eco como recurso expresivo forman<br />

los 29 números de estos seis intermedios, que habían<br />

sido ya registrados alguna vez antes de este<br />

acercamiento de Skip Sempé, aunque la última<br />

grabación de cierta prestancia que recuerdo (la de<br />

Paul Van Nevel en Sony) tiene ya más de diez años.<br />

Bienvenido pues este trabajo del clavecinista americano,<br />

que utiliza en el empeño seis voces de primera<br />

categoría para este repertorio (las sopranos<br />

Dorothée Leclair y Monika Mauch, el contratenor<br />

Pascal Bertin, los tenores Stephan van Dyck<br />

y Jean-François Novelli y el bajo Antoni Fajardo)<br />

y un amplio equipo instrumental que incluye violines,<br />

violas da gamba, flauta, corneta, sacabuches,<br />

arpa, laúdes, guitarras, claves, órganos y virginal.<br />

La interpretación es tan delicada y profunda<br />

como variada y emotiva. Momentos como el Dalle<br />

più alte sfere de Antonio Archilei (aunque algunas<br />

fuentes lo atribuyen a De’ Cavalieri), especie<br />

de recitativo con virtuosas disminuciones atribuido<br />

a un personaje alegórico (la Armonía, aquí una<br />

extraordinaria Dorothée Leclair), inequívoco antecedente<br />

de los prólogos de las primeras óperas,<br />

o el Dunque fra torbid’onde, un lamento con eco de<br />

Peri que recuerda páginas similares de Monteverdi<br />

y que aquí borda por intensidad expresiva y dominio<br />

de la ornamentación Stephan van Dyck nos<br />

dan cuenta de un universo refinadísimo y lleno de<br />

hallazgos dramáticos y musicales, que sólo la grandeza<br />

incontestable de L’Orfeo, casi 20 años posterior,<br />

iba a superar como gran modelo para el género<br />

operístico en el futuro. Se completa la oferta con<br />

un segundo disco en el que Sempé habla sobre todas<br />

estas cuestiones con Arnaud Merlin (en francés)<br />

y con Lindsay Kemp (en inglés). Oportunísima<br />

novedad, aparecida justo cuando el año del Orfeo<br />

enfila sus últimas semanas.<br />

LA PELLEGRINA: Música para las bodas de Ferdinando de<br />

Medici y Christine de Lorena (1589). Obras de Luca Marenzio,<br />

Cristofano Malvezzi, Giulio Caccini, Jacopo Peri, Antonio<br />

Archilei, Emilio de’ Cavalieri & Giovanni di Bardi<br />

Dorothée Leclair, Monika Mauch, sopranos. Pascal Bertin,<br />

alto. Stephan van Dyck, Jean-François Novelli, tenores. Antoni<br />

Fajardo, bajo. Capriccio Stravagante Renaissance Orchestra.<br />

Collegium Vocale Gent. Skip Sempé, dirección / PARADIZO<br />

/ Ref.: PA0004 (2 CD) D2 [2 CD al precio de 1]<br />

Madurez<br />

Sorprendentes Suites para chelo<br />

de Bach por A. Gutiérrez Arenas<br />

13<br />

Pablo del Pozo<br />

Juventud, divino tesoro… ¿Quién podría acusarle de<br />

algo? ¿Acaso de inmadurez? No, desde luego, si<br />

pensamos en Adolfo Gutiérrez Arenas, quien es<br />

ya, sin lugar a dudas, uno de los violonchelistas de<br />

mayor proyección internacional del momento. Podría<br />

parecer temerario el grabar tan pronto las seis<br />

suites para violonchelo de Bach, verdaderas catedrales<br />

del repertorio para arco. Sin embargo, Gutiérrez<br />

Arenas demuestra que la madurez<br />

interpretativa es algo que, en ocasiones, poco tiene<br />

que ver con la edad. Más importante es la formación<br />

recibida, extraordinaria en su caso. O esa<br />

experiencia desarrollada, incuestionable, al trabajar<br />

en concierto las obras que ahora comparte en<br />

disco. De todo ello surge esta versión de altura,<br />

nacida de la frescura de ideas, de la juventud… y<br />

de la sabiduría. Capaz de mezclar énfasis y delicadeza<br />

a partes iguales, la potencia con la caricia, el<br />

contorno con la fluidez. De la que sobresale su claridad<br />

en el discurso: en las preguntas y las respuestas,<br />

en la luz sobre las voces escondidas. Y en<br />

el todo. La sílaba con la palabra, la palabra con la<br />

frase, la frase con el texto. De crecientes preludios<br />

en brumosa fantasía a zarabandas violagambísticas<br />

arrancadas desde el silencio, a gigas repletas de<br />

notas en cascada. El virtuosismo al servicio de la<br />

naturalidad, de la introspección expresiva. Jamás<br />

de la amenaza en drama o del inútil artificio. El<br />

sonido limpio, terso, resonante. La toma tan cercana.<br />

El instrumento. Profundamente respetuoso<br />

con Bach, y por encima de absurdas polémicas,<br />

Gutiérrez Arenas invita a las suites a imaginarse<br />

fuera de su siglo, pero también de los siguientes.<br />

Las transforma en una hermosa abstracción, nos<br />

sumerge en la música sin más. Bravo.<br />

JOHANN SEBASTIAN BACH (1685-1750): Suites para violonchelo<br />

Nos. 1-6<br />

Adolfo Gutierrez Arenas, violonchelo / VERSO / Ref.: VRS<br />

2051 (2 CD) D5 x 2

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