maquetacion diciembre 2007 - Diverdi
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grabaciones históricas 165 / <strong>diciembre</strong> <strong>2007</strong><br />
“Yo sé cuál era la intención de Beethoven”<br />
Willem Mengelberg (1871-1951), el Napoleón de la<br />
orquesta, podía falsificar jocosamente la historia<br />
y proclamarse discípulo de Beethoven por la vía<br />
de Anton Schindler (1795-1864) ante la confundida<br />
orquesta, para persuadirla de que aceptara,<br />
en virtud de la autoridad autoconferida, determinados<br />
retoques en la partitura. A fin de cuentas,<br />
si algunos compositores introducen cambios<br />
después de la publicación, por qué no podía hacerlo<br />
el director, que “a menudo sabe más que el<br />
compositor” (Mengelberg dixit). Como dijo Harold<br />
C. Schonberg, no podemos condenar la falta<br />
de fidelidad a la letra –una invención reciente–<br />
de los directores románticos, como no podemos<br />
reprochar a los pintores primitivos su desconocimiento<br />
de las leyes de la perspectiva. A la sombra<br />
de Furtwängler y Toscanini (compartió con<br />
éste la titularidad de la Filarmónica de Nueva<br />
York en los años 20 del pasado siglo), menos<br />
(re)conocido que estos “incuestionables” antagonistas,<br />
Mengelberg fue sin duda un grande de<br />
la batuta y un beethoveniano nato. Director virtuoso,<br />
en la estela de Hans von Bülow, de quien<br />
el célebre crítico Eduard Hanslick afirmaba que<br />
la orquesta era como una campanita en sus manos,<br />
a lo largo de casi cincuenta años al frente de<br />
la orquesta del Concertgebouw modeló, a base de<br />
férrea disciplina, un instrumento dúctil y preciso<br />
que le permitió expresarse con infinidad de<br />
matices y absoluta libertad. Como es bien sabido,<br />
la carrera del dedicatario de Una vida de héroe<br />
terminó triste e ignominiosamente. De héroe<br />
nacional –personalidad más popular de su país<br />
según una encuesta Gallup– pasó a convertirse en<br />
villano y cabeza de turco. Acusado de colaboracionista<br />
(durante la guerra dirigió en Francia y<br />
Alemania), fue destituido de la dirección de su<br />
orquesta y juzgado en 1945. Inicialmente se le<br />
prohibió dirigir en Holanda de por vida (se le retiró<br />
el pasaporte, de modo que tampoco podía<br />
hacerlo en el extranjero), aunque en 1947 se le rebajó<br />
la condena a seis años. Murió en 1951, sin haber<br />
dirigido una nota desde su último concierto,<br />
el 18 de junio de 1944, en el Teatro de los Campos<br />
Elíseos de París.<br />
ANDROMEDA reedita la integral sinfónica del músico de Bonn a cargo<br />
de uno de sus más preclaros intérpretes: Willem Mengelberg<br />
La muerte se llevó también, injustamente, su<br />
reputación. Aún hoy, en tiempos de objetivismo<br />
rampante, en la hora de musicólogos, filólogos<br />
e historicistas, parece no haber sitio para tantos<br />
librepensadores musicales, y así la presencia de<br />
Mengelberg en los catálogos de los sellos especializados<br />
no es tan abrumadora como la de otros<br />
colegas más afortunados. Por eso es bienvenida<br />
la publicación en Andromeda de una de las mejores<br />
introducciones posibles al arte de Willem<br />
Mengelberg: el ciclo Beethoven grabado en cinco<br />
conciertos públicos celebrados en Amsterdam<br />
en abril y mayo de 1940. Philips lo ha editado<br />
en CD dos veces en Holanda (nunca ha estado,<br />
que yo sepa, en el catálogo internacional del sello);<br />
Music & Arts lo hizo hace ahora diez años,<br />
y Archipel en 2003. Lo que nos ofrece Andromeda<br />
es una copia de la edición Archipel, con idéntico<br />
sonido, distribución de obras en los cinco<br />
compactos y duraciones nominales, y carpetilla<br />
más descuidada (la Quinta no es de 1931). De la<br />
Heroica no se conserva el primer movimiento<br />
(Tahra editó los otros tres, TAH 401-402), y para<br />
completarlo se recurre, bien a una toma en vivo<br />
de 1943 (Philips II, M&A) o, como en este caso<br />
(también Philips I), a la extraordinaria grabación<br />
de estudio (Telefunken) de noviembre de<br />
1940, interpretación de alto voltaje, a la altura de<br />
la de 1944 de Furtwängler. Sorprende que, siendo<br />
de estudio, la toma de sonido sea inferior a las<br />
grabaciones en vivo, lo que hay que reprochar a<br />
Andromeda, habida cuenta del excelente procesado<br />
de Mark Obert-Thorn para Pearl (GEMS<br />
0074).<br />
El sonido, brillante, bastante filtrado, con reverberación<br />
artificial (falso estéreo) añadida, oscila<br />
entre lo puntualmente mediocre y lo bastante<br />
aceptable en general. En todo caso, permite apreciar<br />
las características personalísimas del estilo<br />
de Mengelberg, como el empleo –tomado de von<br />
Bülow– de Luftpausen, o del “microrubato”, fluctuaciones<br />
de tempo de muy pocos compases, para<br />
enlazar secciones (v.g. 1:33 a 1:36 en el Allegro<br />
con brio de la Heroica) o subrayar relaciones temáticas<br />
o estructurales; del vibrato como efecto<br />
(la cuerda en la orquesta mengelbergiana toca<br />
con poco vibrato). A diferencia de Furtwängler,<br />
maestro de la frase larga, Mengelberg era un detallista,<br />
tanto en las dinámicas como en el fraseo.<br />
En ocasiones no demanda un legato perfecto, y<br />
se recrea en sutilezas de fraseo que hoy pueden<br />
considerarse amaneramiento, sin más (melodía<br />
de primeros violines en el Adagio de la Cuarta).<br />
Sorprende la variedad (y la fantasía en su aplicación)<br />
en las articulaciones de la cuerda: spiccato,<br />
staccato, poco legato, así como la<br />
persistencia de portamenti, uso ya periclitado en<br />
1940, que no obstante aplica con gusto. En este<br />
sentido impacta el fantasmagórico efecto que<br />
consigue haciendo tremolar a la cuerda sul ponticello<br />
en la tormenta de la Pastoral, obra de la que<br />
brinda una lectura poética, cantada, bellísima.<br />
33<br />
Miguel Ángel González Barrio<br />
“Como el de Toscanini,<br />
Walter, Furtwängler o<br />
Klemperer, el Beethoven<br />
de Mengelberg es de<br />
obligado conocimiento y<br />
estudio.”<br />
El Beethoven brioso, dionisíaco y dramático<br />
de Mengelberg puede llegar a irritar ocasionalmente<br />
por el rubato desmedido o la omisión de algunas<br />
repeticiones (¡exposición en el primer<br />
movimiento de la Quinta!), pero esa impresión<br />
cede paso a la fascinación de lo diferente, a la sensación<br />
de control absoluto sobre la orquesta, de<br />
legitimidad intelectual, de estar asistiendo a una recreación<br />
autorizada por el autor a cargo de uno de<br />
sus primeros discípulos, aunque la línea sea tenue<br />
e imaginaria. Como el Beethoven de Toscanini,<br />
Walter, Furtwängler o Klemperer –me limito a los<br />
históricos con integral–, de obligado conocimiento<br />
y estudio.<br />
WILLEM MENGELBERG dirige LUDWIG VAN BEETHOVEN<br />
(1770-1827): Integral de Sinfonías<br />
van der Sluys, Luger, van der Tulder, Ravelli / Royal Concertgebouw<br />
Orchestra. Dir.: Willem Mengelberg (1940) / AN-<br />
DROMEDA / Ref.: ANDRCD 5040 (5 CD) D5 x 2