maquetacion diciembre 2007 - Diverdi

42 diverdi siglos XX & XXI
Arcos y teclas para
Nino Rota
La obra para violín/viola y piano
del músico transalpino
Blas Matamoro
En la apretada y veloz carrera de Nino Rota no
podían faltar estas obras donde aparece la íntima
relación entre el violín/viola y el piano. Dispersas
por distintas fechas de su catálogo, las hay juveniles
(1934, 1935, 1936, 1937) y de madurez (1969),
con paradas en la década del cuarenta, es decir en
el arranque de Rota como músico de cine y teatro,
que es donde mejor se lo conoce. En todos los casos,
se ha hallado un dedicatario solista al que dirigir
la partitura.
En términos generales, nuestro músico trabaja
con el modelo de sonata heredado del romanticismo
maduro: Brahms, para entendernos
rápidamente. Pero también hay obras repentistas
y breves, como el Intermedio para viola y piano y
la improvisación para violín y piano Un diablo sentimental.
No falta el aporte a un banda sonora fílmica,
otra improvisación para Amantes sin amor,
dirigido en 1947 por Gianni Franciolini sobre el relato
de Tolstói La sonata a Kreuzer, uno de cuyos
protagonistas es, según se sabe, un violinista.
La estética de Rota puede adjetivarse de ecléctica
y calificarse por la variada excelencia de sus escrituras.
Aquí explota al máximo el lirismo de los
arcos, su diálogo con el teclado, momentos de brillo
ornamental a modo de comentarios, y constantes
y aplicadas soluciones melódicas. Su armonía
se mantiene en la claridad propia del neoclasicismo
italiano que alimentó sus comienzos y se sostuvo
a lo largo de sus años. Memoría romántica
germana y nitidez latina hallan en tales ejercitaciones
una síntesis meditada y feliz.
NINO ROTA (1911-1979): Integral de obras para violín y piano.Integral
de obras para viola y piano
Marco Fornaciari, violín y viola. Gabriele Baldocci, piano /
ARTS / Ref.: 47718-8 (1 SACD) D2
De la Italia neoclásica
Obras diversas de Franco
Margola, en BONGIOVANNI
Blas Matamoro
La Italia musical del Novecientos conoció una interna
polémica de interés. Se trataba de sacudir la
fama de monopolio que la ópera tenía entre los
italianos y que daba emblema nacional y aislamiento
provinciano al arte sonoro de la península. Frente
al éxito mundial de Puccini, Leoncavallo,
Mascagni y demás operistas del llamado verismo,
se plantearon alternativas. No iban contra la ópera
sino contra su exclusividad. Así se retoma la tradición
germanizante de Martucci y Catalani, se
defiende el romanticismo con Pizzetti y Gian Francesco
Malipiero, se acepta la maestría orquestal y
armónica del impresionismo francés en Respighi
y se cultiva un neoclasicismo con Casella, Busoni
y Castelnuovo-Tedesco.
Franco Margola (1908- 1992), nacido en Aquila,
se adscribe a la línea de estos últimos. Entre las
piezas aquí incluidas, es fácil de advertir su evocación
del concerto grosso barroco en el Tríptico para
arcos, en tanto el concierto de cámara clásico late
al fondo de los dos Conciertos infantiles. La claridad
de los planos y la limpidez económica de la
redacción citan las opciones del segundo Stravinski
y de los maestros italianos citados. En momentos
del Nocturno y fuga la influencia clama por una
armonía más ácida dentro del campo neoclásico,
y aquí nos vamos hacia la Nueva Objetividad del
Hindemith camarístico.
La firma Bongiovanni, que editó en su tiempo
las partituras de algunas obras margolianas, se
ocupa ahora de grabarlas, siguiendo su acreditada
política de poner al alcance del aficionado unos
nombres u obras olvidadas de la cantera italiana.
FRANCO MARGOLA (1908-1992): Kinderkonzerten Nos. 1 &
2; Trittico para cuerdas...
Ruggero Ruocco, piano. Irene Tella, violín. I Solisti Aquilani.
Vittorio Parisi, dirección / BONGIOVANNI / Ref.: GB 5147-2
(1 CD) D2
Un oratorio laico
Thyl Claes, de Wladimir Vogel,
otro descubrimiento CPO
Típica por sus sucesivos exilios, persecuciones políticas
y encontradas solicitaciones estéticas, es la
vida de Wladimir Vogel (1896-1984), músico del
siglo XX. Nacido en la Rusia zarista, emigró en 1918
a Alemania con su familia tras la revolución bolchevique.
Enrolado en grupos de vanguardia, mantuvo
siempre cierta distancia respecto a los dogmas
artísticos del comunismo. No obstante, el nazismo
lo obligó a nuevas emigraciones, por Holanda, Bélgica,
Francia y, finalmente, Suiza.
La formación profesional de Vogel también
registra su paso por las arenas movedizas de su
(nuestro, para unos cuantos) siglo. Recibió la temprana
influencia, expresionista y sutilmente impresionista,
cargada de desgarro eslavo y
sensualismo latino afrancesado, de Scriabin. Busoni
lo encuadró en el culto a la forma nítida del
neoclasicismo. A un paso estaban Hindemith y la
nueva objetalidad. Schönberg lo llevó hacia el atonalismo
serial, que practicó Vogel sin dejar de escribir,
entre medias de las series, acordes tonales.
Esta riqueza de obediencias y cruzadas influencias
se nota en el presente oratorio épico Thyl
Claes, estrenado por Ernest Ansermet en Suiza
en 1947. En él, con ancha libertad, Vogel echa mano,
en tarea de sostenida eficacia, al canto hablado, a
la recitación simplemente hablada con o sin fondo
musical (melodrama y melólogo, por usar la
nomenclatura clásica), a la narración y a una constante
tarea relatora y climática de una orquesta
manejada con extrema habilidad de efectos y timbres.
En especial, cabe ir subrayando lo expresivo
del coro que enuncia, con o sin canto, su presencia
como un personaje de tragedia griega. La letra
de la obra, debida a Charles de Coster, exalta a Till
Eulenspiegel, no como al pícaro furtivo y gracioso
de Richard Strauss, sino como a un héroe que
lucha por la independencia flamenca en tiempos del
imperialismo español.
WLADIMIR VOGEL (1896-1984): Thyl Claes
Blas Matamoro
Eveline Didi, Jean Winiger, Marie-Thérèse Letornay. Choeur
des XVI. Orchestra della Svizzera italiana. Luca Pfaff, dirección
/ CPO / Ref.: 999960-2 (2 CD) D2 x 2