maquetacion diciembre 2007 - Diverdi

Música sacra de hoy
Sabemos que la música sacra nunca se ha sustraído
por entero a los principios artísticos y estéticos
que gobiernan la naturaleza de la composición secular.
Por ejemplo, sería una falacia argumentar
que la música sacra es retrógrada per se, considerando
su (relativa) acinesia estética en el tiempo.
Diríamos que lo retrógrado en el arte implica la proyección
de un juicio estético en relación con el hic
et nunc de la obra tomada como un fin en sí misma,
y por lo tanto inaplicable a aquélla. A la música
religiosa se le supone un ethos ético que
(necesariamente) ha de trascender la propia carne
poética. No se halla la música sacra sesgada por la
naturaleza transformista de géneros seculares
como la ópera, la sinfonía o el concierto y no parece
afectarle en demasía el variable humor de las
estéticas musicales.
La música sacra del letón Peteris Vasks no es,
ciertamente, la excepción a la regla, sino el honrado
panegírico de ese ethos. En las tres obras aquí
registradas el buen melómano percibirá al vuelo la
pluma espontánea y piadosa de un compositor que
se sirviera del pentagrama para transusbstanciar
una franca hondura metafísica. Apologista de la
escritura melódica y de la armonía desbastada, la
obra de Vasks está emparentada con la música ascensional
de los (así llamados) “minimalistas místicos”
(como ya se ha comentado en éstas y otras
páginas): la severidad ascética de Gorécki y Tavener,
la stasis de Kancheli, la poesía gradual de Kilar
o el giro “tintinabular” de su vecino báltico Pärt
parecen requebrarla. Por todo ello, este tríptico sacro
del sexagenario autor de Voices (1991) y del laureado
concierto para violín Tala Gaisma (1998),
arrobará al oyente moderno, tan curtido en la fragosa
música de nuestro tiempo, por su regresión a
las beatitudes de la música filada desde el espíritu.
No obstante, sería negligente despachar estas
tres obras aduciendo simplemente la estética arcaísta
que es común a todas ellas. Téngase en cuenta
que diez años median entre el Pater Noster (1991)
y la Misa (2000/2005) y un lustro entre éstas y el
Dona Nobis Pacem de 1996. Desde la monodia no
estricta del Pater Noster, en un estilo gregoriano ligerísimamente
modulado (de forma A-B-A, con un
siglos XX & XXI 165 / diciembre 2007
ONDINE publica un CD dedicado a obras corales de Peteris Vasks
David Rodríguez Cerdán
puente a dos voces) a la Misa polifónica (en su versión
para coro y cuerda de 2005, que es la que nos
ocupa), la arquitectura de Vasks ha conocido en el
ínterin (casi como una miniaturización de la propia
historia) un ensanchamiento armónico que,
previsiblemente, no ha abjurado de esos característicos
tenidos en pedal (recordemos su barberiano
Cantabile Para Cuerda, de 1979), la
transparencia melódica, de ecos folclóricos, o las
elecciones tonales del círculo “místico” de la Europa
oriental.
En lo interpretativo, mesuradas ejecuciones
las del Coro de la Radio Letona y la de la sección
de cuerda de la Sinfonietta Riga a las órdenes de
Sigvards Klava, en perfecta sintonía con el mimbre
litúrgico de los pentagramas.
Peteris Vasks
PETERIS VASKS (1946): Pater noster; Dona nobis pacem;
Missa
Latvian Radio Choir & Sinfonietta Riga. Sigvards Klava, dirección
/ ONDINE / Ref.: ODE 1106-2 (1 CD) D2
Kurtág en sus 80
GYÖRGY KURTÁG (1926): Kurtág 80 Festival, Budapest
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BMC edita el concierto homenaje
al compositor y familia
Manuel Luca de Tena
“La mayor experiencia musical de mi vida fueron los
34 segundos de tenso y resonante silencio entre la
última nota de una pieza y el comienzo del aplauso”.
Esto nos lo dice significativamente György
Kurtág hijo, director artístico y musical de este registro
en vivo que se desarrolló durante cinco jornadas
en Budapest el pasado año y del que ahora se
extraen y reúnen en doble CD las obras recientes
no publicadas hasta la fecha, tres de las cuales sobrepasan
los 20 minutos de duración, algo insólito
para el maestro de la forma breve y aforística.
…concertante… (2002- 2003) es una obra dedicada
a dos asiduos colaboradores del húngaro, la
violinista japonesa Hiromi Kikuchi y el viola Ken
Hakii, que trazan junto a la orquesta un complejo
paisaje musical concertante que se balancea entre
la forma reconocible de la memoria de su tradición
húngara y la extrañeza de un desconocido territorio
que provoca un inestable y raro vuelo poético.
Zwiegespräch (1999-2006…), para cuarteto de cuerda
y sintetizador, es un fabuloso diálogo musical
compuesto entre padre e hijo, entre percepciones distintas
en las que median treinta años, pero que construyen
un todo inseparable y aun susceptible de
transformaciones en su permanente evolución. De
nuevo, escrita para la sensible violinista japonesa, Hipartita
(2000-2004), es una bellísima pieza en ocho
partes con distintas tomas de sonido que son adaptadas
a la visión, el movimiento y el gesto con la intención
de poner de relieve el lento recorrido espacial
del violín a través de once atriles y el despliegue de
un intenso lirismo.
Kurtág inventó el supersordino aplicado al piano
vertical para conseguir un apagado, envolvente
y sedoso sonido apoyado en un sensual registro grave.
Algunos de sus Játékok (Juegos) los toca junto a
su mujer Márta en dicho piano como delicioso y
evanescente final a sus conciertos; y 19 de estas brevísimas
composiciones se incluyen en este de verdad
especialísimo registro.
Márta y György Kurtág, György Kurtág Jr. / Keller Quartet,
Hungarian National Philharmonic Orchestra. Dir.: Zoltán Kocsis
/ BMC / Ref.: BMC 129 (1 CD) D1