maquetacion diciembre 2007 - Diverdi
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El trovador del piano<br />
Recital en Salzburgo de Géza<br />
Anda, editado por ORFEO<br />
Así calificó Furtwängler en 1940 a un joven y desconocido<br />
pianista húngaro, de nombre Géza Anda,<br />
cuando, por recomendación de su esposa Elisabeth,<br />
le escuchó tocar y quedó impresionado por<br />
sus cualidades. Con el paso de los años, Anda habría<br />
de convertirse en uno de los concertistas más<br />
apreciados en Europa, hasta su prematura muerte<br />
en 1976, apenas cumplidos 55 años de edad.<br />
Anda fue artista favorito del público del festival<br />
de Salzburgo, en el que ofreció no menos de 30<br />
conciertos, 9 de ellos recitales a solo. El último, fechado<br />
en 1972, es éste que hoy presenta Orfeo, con<br />
sonido excelente.<br />
Anda lo abrió con una versión de la Segunda<br />
Partita de Bach que, según las críticas recogidas<br />
en la carpetilla, resultó lo menos convincente del<br />
programa. La obra se ofrece sin repeticiones. Desde<br />
las primeras notas de la Segunda Sonata de Chopin<br />
el nivel sube hasta las alturas que el pianista<br />
húngaro alcanzaba habitualmente en Mozart,<br />
Schumann o Bartók. Versión romántica, de sonoridad<br />
noble y clara, de expresión viril, con una<br />
marcha fúnebre cuyo ritmo binario subraya Anda<br />
de forma creciente, casi obsesiva, para relajarse en<br />
la muy bella sección central, cantada con amplitud<br />
y nobleza. Excelente el movimiento final: los dedos<br />
de Anda eran ágiles y seguros, y su enfoque de<br />
este singular “perpetuum mobile” (que alguien<br />
imaginativo llamó “el viento entre las tumbas”) es<br />
idóneo. Elegante y refinada de ritmos y timbres la<br />
interpretación de los Valses nobles y sentimentales<br />
de Ravel y excelente la del Carnaval de Robert<br />
Schumann con la que cerró el concierto. Obra favorita<br />
del artista, vuelca en ella toda su personalidad<br />
como intérprete impulsivo y colorista,<br />
potenciando los contrastes entre los personajes<br />
de esta fascinante galería de retratos musicales,<br />
que perfila con afecto y acierto.<br />
GÉZA ANDA interpreta Johann Sebastian Bach, Frédéric<br />
Chopin, Maurice Ravel & Robert Schumann<br />
Géza Anda, piano / ORFEO / Ref.: C742071B (1 CD) D4<br />
grabaciones históricas 165 / <strong>diciembre</strong> <strong>2007</strong><br />
Roberto Andrade<br />
El sonido ardiente<br />
Dos magníficos inéditos de Paul Kletzki con la Sinfónica de Viena<br />
en ORFEO<br />
Stephen J. Pettitt recuerda en su monografía sobre<br />
la Philharmonia Orchestra (Londres, 1985) la contribución<br />
de Paul Kletzki al sonido de la mítica<br />
formación sinfónica británica, con la que trabajó<br />
desde 1946: “La experiencia de Kletzki como ejecutante<br />
[de violín] ayudaba a que sus gestos como<br />
director fuesen particularmente asequibles para<br />
la cuerda de la Philharmonia, cuyo sonido ayudó<br />
a florecer –‘¡el sonido ardiente!’ solía decirles–.<br />
Era un director muy emocional y su intención de<br />
conseguir un tono candente en las cuerdas procedía<br />
directamente de su propensión a emocionarse.<br />
‘Llorad’, les solía implorar, mientras las lágrimas<br />
arrasaban sus mejillas y el tono solicitado llegaba<br />
como por compasión”.<br />
Paul Kletzki (1900-1973) se formó en su Polonia<br />
natal, aunque se trasladó a Berlín en 1921 y<br />
allí recibió sus principales influencias: el expresionismo<br />
de Arnold Schoenberg como compositor y<br />
la tradición expresiva de Wilhelm Furtwängler<br />
como intérprete. No obstante, tampoco desoyó<br />
en años sucesivos los impulsos antirrománticos<br />
de los paladines de la Nueva Objetividad (Hindemith<br />
en lo compositivo y Klemperer en lo directorial).<br />
De hecho, fue capaz de combinar ambas<br />
tendencias en un todo admirable, que le permitía<br />
disponer del temple de un Furtwängler junto a<br />
tempi vivos y a una técnica gestual sumamente precisa.<br />
Como otros directores que eran también compositores,<br />
sus interpretaciones siempre guardaban<br />
un admirable sentido de las proporciones, aunque<br />
rara vez resultasen frías debido al ímpetu de su<br />
expresividad y a su natural sentimental.<br />
No obstante, en Kletzki destaca por encima<br />
de todo la trama intensa y fibrosa de su sonido. Y<br />
es que tenía una capacidad innata para tejer las<br />
mismas riquísimas texturas con cualquier agrupación<br />
sinfónica, y era tal la belleza tímbrica de su<br />
sección de cuerda o la perfección y musicalidad<br />
de su rubato que nadie diría que no formaba mentalmente<br />
parte de ella como un violinista más. Este<br />
nuevo lanzamiento de Orfeo procedente de los archivos<br />
de la Sinfónica de Viena confirma precisamente<br />
este aspecto, al introducir nuevas versiones<br />
de la Altrhapsodie de Brahms y de Das Lied von der<br />
31<br />
Pablo-L. Rodríguez<br />
“En Kletzki destaca por encima<br />
de todo la trama intensa y<br />
fibrosa de su sonido.Y es que<br />
tenía una capacidad innata<br />
para tejer las mismas<br />
riquísimas texturas con<br />
cualquier agrupación<br />
sinfónica.”<br />
Erde de Mahler en su discografía. Ambas proceden<br />
de un mismo concierto que dirigió Kletzki el<br />
12 de noviembre de 1954 en la Musikverein vienesa<br />
y que incluyó además el Schicksalslied brahmsiano.<br />
De la primera obra había aparecido hasta ahora<br />
una interesante grabación radiofónica danesa de<br />
1953 (Danacord) que es superada aquí tanto por la<br />
calidad del coro como por la exuberancia operística<br />
de la mejicana Oralia Domínguez, aunque en<br />
ambas Kletzki disponga al inicio una misma trama<br />
textural en la cuerda con abundante rubato y<br />
unos sforzandi “a la Furtwängler”.<br />
En cuanto a Das Lied von der Erde quizá la<br />
grabación de Kletzki más recordada todavía hoy<br />
en numerosas discografías sea la que realizó de<br />
esa obra con la Philharmonia en octubre de 1959<br />
(EMI). En ella, además del mejor Mahler de Fischer-Dieskau,<br />
podemos escuchar su ya referido<br />
“sonido ardiente” en la cuerda y especialmente en<br />
los violines, que pocas veces han sonado tan rapsódicos<br />
en esta obra. Sin embargo, este nuevo registro<br />
de Orfeo con la versión para contralto<br />
muestra además la tremenda intensidad de que era<br />
capaz Kletzki en vivo con esta música. Poco importa<br />
que no sea una toma en estéreo (aunque el sonido<br />
monoaural es limpio, claro y definido), que Set<br />
Svanholm ya no tenga el lustre vocal del pasado<br />
(aunque la contralto mejicana borda su intervención)<br />
o que haya alguna leve imprecisión en la orquesta,<br />
pues todo funciona con total coherencia.<br />
La razón: la natural capacidad de Kletzki para traducir<br />
los cambios de paso de esta música (la oposición<br />
entre el ritardando y el a tempo), pero también<br />
el ardor natural de su sonido que mezcla lo elegante<br />
con lo populachero (esencial en Von der<br />
Schönheit) y, especialmente, su concentración que<br />
le permite abstraernos en el larguísimo Der Abschied.<br />
Y todo ello –no lo olvidemos– en un momento<br />
en que esta música todavía no tenía los<br />
adeptos que tiene ahora.<br />
PAUL KLETZKI dirige JOHANNES BRAHMS (1833-1897):<br />
Rapsodia para contralto. GUSTAV MAHLER (1860-1911): Das<br />
Lied von der Erde<br />
Oralia Domínguez, contralto. Set Svanholm, tenor. Männerchor<br />
des Wiener Singsvereins. Wiener Symphoniker. Paul<br />
Kletzki, dirección (Grabación en directo, Musikverein Wien,<br />
12 de Noviembre de 1954) / ORFEO / Ref.: C748071B (1<br />
CD) D4