maquetacion diciembre 2007 - Diverdi

28 diverdi grabaciones históricas
¿Está el Op.104? O sea, el Quinteto en Do menor que
en 1817 –22 años después de la composición original–
redactó Beethoven a partir de su propio Trío
nº 3, Op. 1, en la misma tonalidad. El Quinteto es sustancial
elemento narrativo de un hermoso libro
moderno, Una música constante (1) (An Equal Music),
1999, del indio Vikram Seth, obra literaria que
todos los beethovenianos deberían conocer. Pues
sí, está, disco 43, en una grabación de 2004 del
Quinteto de Zúrich, estupendamente tocada, que
además lleva el Quinteto Op. 29 –la otra pieza del
LP de Supraphon que descubre Michael Holmes,
el segundo violín del Cuarteto Maggiore, en el libro
de Seth– y, complemento hasta los 80 minutos
de duración del CD, el Cuarteto en Fa mayor
elaborado a partir de la Sonata nº 9, Op. 14/1, en una
versión de 1970 del Cuarteto Suske grabada para
Eterna. Es decir, ya incluye algo que la macro-edición
“de luxe” de DG no presentaba, lo cual no deja
de tener sus bemoles, es decir, que estos holandeses
de Brilliant que venden tochos musicales de
100 CDs (Mozart) o 150 (Bach) al precio de un
cucurucho de castañas “den más material” que los
primos de Zumosol.
¿Y están todas las locuras chiripitiflaúticas
que se podían descubrir en la edición amarilla,
WoO (2) y Hess (3) incluidos? Sí, están, e incluso
hay más. A ver, por orden: ¿está el WoO 4, el juve-
¿Todo? Pero, ¿todo?
Reflexiones sobre los 100 CDs Beethoven de Brilliant
nil –casi infantil, 14 años de edad– Concierto en Mi
bemol mayor para piano y orquesta de 1784? Sí,
está, CD 10, junto al Rondó en Si bemol mayor,
WoO 6, con pianistas diferentes (Martin Galling
para el Concierto, Walter Klien para el Rondó) y orquestas
también disímiles (Sinfónica de Berlín,
Sinfónica de St. Louis), pero las dos páginas, con
el Triple Concierto, conforman un disco de 78 minutos.
Pero, ay, la primera en la frente, no figura
la Romanza cantabile, Hess 13, para piano, flauta, fagot
y orquesta, que aparece tanto en la edición DG
de 85 CDs (4) como en la de Amado.
[Inciso –o “incisivo”, que diría Arturo Reverter–:
¿de qué habla usted ahora, autor de este texto, qué
es eso de la “Edición Beethoven” de Amado? Calma,
siga leyendo, que se lo explico.]
Pues eso, que por esos mundos circula la no
menos peculiar edición, 87 CDs, de Amado, publicación
también de 2007. Desde estas líneas, me
permito humildemente sugerir a los hermanos cofrades
de la ex-hoja parroquial de Diverdi, hoy gaceta
catedralicia, que importen para su distribución
en España el inefable álbum del sello francés en
cuestión, que por Europa se vende al aún más inefable
precio de 50 euros. Sus intérpretes basculan
entre la nombradía y el anonimato (por citar sólo
directores de orquesta, entre los primeros, Micha-
José Luis Pérez de Arteaga
el Gielen, Milan Horvat, Helmut Rilling o Zdenek
Kosler; entre los segundos, Hanspeter Gmür,
Eduard Lindenberg, Alexander von Pitamic, Vlastimil
Horak o Eugen Duvier). Además, Amado incluye
varias de las obras de la catalogación Biamonti
(5), la más moderna, que no vienen en DG… ni en
Brilliant.
¿Seguimos? Pues sigamos. En el capítulo “Danzas”,
Brilliant es más generoso que el primo grande
(DG), pero en la música incidental es rebasado
por el flanco derecho, ya que sólo se incluye la Marcha
fúnebre de Leonore Prohaska (DG, con Abbado,
presenta otros 3 números), y 2 números de la
música para La consagración del hogar (DG presenta
los 12 números), pero no ofrece las secciones
completas (10 = 37 minutos de música) de El Rey
Esteban –aparecen 7, por cierto estupendamente dirigidas
por el director y musicólogo Hans-Hubert
Schönzeler, con un total de 18 minutos–, de La
consagración del hogar (8 de las 10 secuencias) o la
escena de El fuego de Vesta.
Yendo por orden: en el apartado sinfónico
está la primera versión de Kurt Masur con la Gewandhaus
de Leipzig, la de Philips/Eterna de 1974,
con peculiaridades que el maestro de Silesia ha
mantenido a lo largo de toda su carrera y grabaciones
posteriores, como la degradación dinámica de
las apariciones de los timbales en el scherzo de la
Novena Sinfonía; a Friedrich Gulda y a Horst Stein,
con la Filarmónica de Viena (Decca, 1970) les corresponde
el ciclo de los Conciertos para piano, excelente
producción técnica de los años de oro de
la firma británica; el Concierto para violín recupera
la estupenda lectura de Szeryng y Haitink en el
Concertgebouw de 1973. En la música de cámara,
la segunda integral del admirable Cuarteto Guarneri
es uno de los tesoros de la colección. Los Tríos
con piano cuentan con la mas que recomendable
versión de 1984 (Chandos) del Trío Borodin, en
tanto que los de cuerda se ofrecen en la moderna
versión del Trío de Zúrich (Adriano, 2002). Moderna
es también la versión –Heinrich Schiff, Till
Fellner (Decca, 1998) de las cinco Sonatas para
violonchelo y piano, más los tres juegos de Variaciones
para dicha combinación, y, por contraste, los
tres CDs de las Sonatas para violín y piano estarían
de pleno derecho en la sección final de “grabaciones
históricas”, ya que se trata de la legendaria
–y formidable– interpretación de Arthur Grumiaux
y Clara Haskil (Decca, 1956-57), otro de
los evidentes tesoros de la edición.
Con las Sonatas para piano en manos de Gulda
(9 CDs) –luego se hará mención del tema–, las
“rarezas pianísticas”, incluidas las primerizas, 1783,
Kurfürstensonaten WoO 47, gozan de una grabación
recién salida del horno, enero y mayo de 2007:
los tan desconocidos como meritorios Georg Friedrich
Schenk, Ulrich Staerk y el dúo Zabel-Thomas
se ocupan de estas páginas. Con el ya
mencionado apartado de los cuatro Quintetos de
cuerda (Op. 4, 29, 104 y 137) a cargo del Quinteto