maquetacion diciembre 2007 - Diverdi

40 diverdi entrevista
vivido muchos más años que su padre y por tanto
había tenido gran cantidad de tiempo para recrear
su imagen. Desafortunadamente tenía poco que
decirme sobre su pasado que no estuviese ya escrito
en sus libros... En ningún momento podía
dejar de olvidar que me encontraba en presencia
de la mujer a la que Mahler había amado tan apasionadamente.
Uno de los aspectos más fascinantes de Alma
era su narcisismo, el cual era tan intenso que la había
empujado a recuperar y destruir la mayoría de
las cartas que ella había escrito a sus maridos y a su
amante Kokoschka. Afortunadamente para mí, había
una excepción importante, sus cartas a Gropius,
las cuales él nunca aceptó devolverle. Además
ella debió destruir al menos algunas de las cartas de
Mahler que sin duda no encontraba muy halagadoras
hacia ella, y tachó pasajes de otras, aunque preservó
cuidadosamente la mayor parte de sus diarios
privados los cuales muestran una imagen muy diferente
y seguramente más realista de su vida que
sus libros y memorias.
Conmigo Alma fue sin duda amable. Ella me
permitió examinar los autógrafos de las partituras
mahlerianas, los cuales guardaba en un armario de
acero al lado de su cama hasta el momento en que
las vendió, justo antes de morir. También me permitió
fotografiar muchas cartas y documentos de su
colección, permaneciendo siempre a mi lado mientras
realizaba todas esas fotos.
GM.ES: Hablemos ahora acerca de Mahler. Nadie
conoce su vida mejor que usted. En cierta ocasión
dijo que Mahler no sólo era un gran compositor, sino
también un gran ser humano ¿Cómo lo describiría?
d.L.G.: Hay tantos aspectos distintos en la personalidad
de Mahler, que describirlo en pocas palabras
es algo que no puedo ni intentar. Lo que sí puedo
decir es que he leído biografías de muchos compositores
y en más de una ocasión he visto que el comportamiento
de los mismos era enormemente
decepcionante. Mahler, sin embargo, nunca me ha
defraudado. No puedo pensar en ningún momento
de su vida en el que su comportamiento pudiese
ser considerado como interesado o mezquino. Siempre
estaba dispuesto a luchar a favor de sus queridos
“Maestros” de música, tal como el Caballero
armado en el Friso Beethoven de Klimt; un idealista,
a veces irritable y de trato difícil, pero siempre
con las motivaciones y las metas más nobles, y esto
es sin duda la razón de que enfureciese tanto a Richard
Strauss (quien, por desgracia, era tan reacio
a comprometerse)
GM.ES: Con el paso del tiempo, la vida y la personalidad
de Mahler han dado origen a un considerable
número de leyendas que usted ha tirado por
tierra en su biografía. Es muy a menudo descrito
como un hombre triste, obsesionado por la muerte
e incapaz de disfrutar los aspectos más felices de
la vida. Especialmente en sus últimos años es des-
“Pronto empecé a seguir literalmente todas las huellas
que Mahler había dejado en la tierra y a perseguir a
todos aquellos amigos y parientes que habían
sobrevivido al Holocausto. Pero por supuesto la música
estaba siempre omnipresente; cuando y donde podía la
escuchaba.”
crito con frecuencia como un ser acabado, carente
de autoridad y obsesionado por el temor a la muerte.
En cualquier caso, esta es la imagen que uno percibe
de él viendo el documental de Bernstein sobre
la Novena Sinfonía titulado Cuatro formas de decir
adiós. ¿Es correcta esta visión o podemos pensar
por el contrario que Mahler no dejó de sentir un
poderoso impulso por vivir?
d.L.G.: A esta pregunta me gustaría contestar no con
mis propias palabras sino con las de mi difunto y venerado
amigo, el psicoanalista austríaco Erwin Ringel.
Él nunca dejó de admirar y comentar la fuerte
personalidad de Mahler, que atribuye a dos fuerzas
que convivían dentro de él: por una parte, su “conocimiento
de la muerte”, adquirido durante su infancia,
cuando varios de sus hermanos murieron
siendo niños, y por la otra su igualmente poderosa
“consciencia del futuro”.
GM.ES: Por cierto, ¿conoció usted a Leonard Bernstein?
Frecuentemente es reconocido como el responsable
del resurgir mahleriano. ¿Está de acuerdo con
esto?
d.L.G.: Estoy totalmente de acuerdo. Él nunca fue
mi director mahleriano favorito ni tampoco comparto
muchos de sus puntos de vista sobre Mahler
como hombre, pero en mi opinión él es quizás la persona
y el artista que más contribuyó al cambio de
status de la música de Mahler. Aquellos que nieguen
este hecho no hacen justicia a su memoria ni
a la verdad. Nos vimos a menudo y nunca dejó de
decirme que le gustaría tener una “larga conversación”
conmigo, pero pronto me di cuenta que eran
sólo palabras amables. Bernstein se había formado
una imagen personal de Mahler, una imagen que
estaba modelada, me temo, sobre su propia personalidad.
No tenía interés en ser confrontado con
alguien que quizá supiera más sobre Mahler que él.
GM.ES: Me atrevo a realizarle una difícil pregunta:
¿Qué directores cree que han entendido mejor
la obra de Mahler?
d.L.G.: Esta es una pregunta de difícil respuesta,
particularmente en esta etapa de mi vida. Después
de pasar veinte años de mi vida realizando reseñas
para la revista francesa Diapason sobre todas las
grabaciones mahlerianas que iban apareciendo en
ese tiempo, ahora ya no comparo versiones ni mucho
menos señalo a ninguna de ellas como la “mejor”.
Hay muchas maneras de dirigir a Mahler,
ninguna de las cuales es “correcta” o “equivocada”.
Desde luego sé si una versión me interesa o me motiva
o cautiva, y eso es para mí lo más importante.
En la actualidad el número de interpretaciones mahlerianas
disponibles en disco es tan grande que es
prácticamente imposible oírlas en su totalidad. Sí
puedo decir que considero a Boulez un director
mahleriano del máximo nivel. Para mí tiene una
gran virtud: nunca añade o substrae nada de las par-
tituras mahlerianas; las dirige tal como son y desde
luego tiene el mejor oído que conozco para obtener
el balance ideal entre sonoridades. Algunos sin
embargo lo encuentran frío y “matemático”, pero
yo creo que estas personas no han escuchado realmente
sus grabaciones, y únicamente repiten un
viejo y gastado cliché… Hace muy poco le escuché
en Berlín una Tercera Sinfonía de lo más emotiva
que jamás haya escuchado.
Pero también admiro enormemente a Christoph
Eschenbach, quien es un magnífico músico y uno
de los más grandes mahlerianos de nuestro tiempo.
Quizás lo que tengo más claro es si me disgusta
una interpretación mahleriana, pero no te daré
ningún nombre… Entre los pioneros todavía considero
que probablemente Bruno Walter es el más
grande y todavía adoro su Cuarta Sinfonía, la segunda
obra de Mahler que yo escuché, en enero de
1946. Pero también amo a Mitropoulos, Horenstein,
y otros muchos. Willem Mengelberg también estuvo
muy próximo a Mahler, aunque encuentro su
grabación en vivo de la Cuarta nada convincente. Estoy
seguro de que nunca hubiera dirigido en presencia
de Mahler esta maravillosa obra de forma tan
caricaturesca.
GM.ES: Una cuestión especialmente controvertida
respecto a Mahler es la cuestión religiosa. Judío,
cristiano, panteísta, ateo… ¿Qué significaba la religión
para Mahler?
d.L.G.: Oskar Fried ha dado la mejor descripción
“espiritual” de Mahler en un artículo publicado en
los años 20. Retrata a Mahler como un “buscador
de Dios”, un hombre a la búsqueda de Dios durante
toda su vida. El panteísmo aparece en sus primeras
obras, ya en la Tercera Sinfonía, pero también
está presente al final de su vida en Das Lied von der
Erde… La principal influencia espiritual sobre Mahler,
lo que podríamos llamar su “gurú”, fue Siegfried
Lipiner el cual es sin duda nuestra mejor fuente
para entender la esfera religiosa y filosófica de Mahler.
La figura de Cristo y la religión cristiana en su
conjunto significaron mucho para él, creo que más
que el judaísmo. Pero no creo que hubiera podido
abrazar nunca una religión tradicional y organizada
como su propia religión, bien cristiana o judía.
GM.ES: Y la cuestión de su conversión. ¿Cree que
Mahler sufrió algún tipo de remordimiento tal como
algunos han afirmado?
d.L.G.: Creo que Bernstein está totalmente equivocado
a este respecto, de hecho he escrito un pasaje
de diez páginas en mi cuarto volumen para explicar
porqué discrepo de él tan rotundamente. El propio
Mahler explicó su conversión: “No niego que me
supuso un gran esfuerzo, de hecho podría decir que
lo que me empujó a realizar tal acción fue un instinto
de supervivencia. Pero interiormente no era especialmente
reacio a la conversión.”