Monedas regionales - Kennedy Bibliothek

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BERNARD LIETAER Y MARGRIT KENNEDY
méreaux no hayan tenido un uso importante en la Edad Media.
Inicialmente, los descubrimientos de méreaux se han producido
con motivo de la draga de un río bajo los puentes históricos
de París 52 ; estos eran méreaux que manifiestamente habían sido
perdidos al caerse al río.
Nuestro punto de vista es que estos méreaux jugaban un
papel mucho más importante que el que podríamos creer en la
actualidad. El gran erudito Nicolás de Oresme subrayaba ya en
el siglo XIV, en la primera obra que abordaba la teoría monetaria,
la importancia de la distinción entre dos tipos de monedas:
las monedas que únicamente desempeñan el papel de medio de
pago, y las monedas que sirven igualmente como instrumento de
ahorro y atesoramiento. Su reflexión hacía referencia a una ley que
en la actualidad conocemos como "ley de Gresham", que viene
a decir que la moneda "mala" desplaza a la "buena". En efecto,
las monedas que pueden servir como instrumento de ahorro o
reserva de valor (la "buena" moneda de Gresham, porque era de
buena aleación en metal precioso en la época del patrón-oro) tiene
tendencia a acabar debajo del colchón, es decir, a desaparecer de
la circulación. Por el contrario, la moneda que no es buena para
el atesoramiento (la "mala" moneda de Gresham) circula todo
el tiempo. Aplicando este concepto al doble sistema monetario
medieval, destacamos que los méreaux jugaban el papel de moneda
"mala". Es por esto por lo que los méreaux han jugado un gran
papel en la vida cotidiana de estas gentes y que difícilmente hoy
en día podemos imaginar: las monedas preciosas circulaban, pero
se destinaban a las transacciones importantes y al comercio de
larga distancia. Por contraste, una gran parte de las transacciones
locales se hacían en moneda local como los méreau^.
Ver acerca de este punto Forgeais (A.), op. cit. El autor ha inventariado los mayores
descubrimientos de méreaux jamás realizado en Francia, en el XIX, como resultado de
las dragas bajo los puentes del Sena en París.
No hemos llegado a conocer la importancia de la velocidad de circulación de la moneda
hasta después de la ecuación de Fisher, en los años 30 del siglo XX. Dicha ecuación
tiene la siguiente expresión: E=QV, donde E es la actividad económica, Q es la cantidad
de moneda en circulación, y V su velocidad de circulación. Puesto que la circulación de
los méreaux era superior a la del dinero real, los méreaux tenían un impacto económico
más importante debido a la diferencia de velocidad de circulación.