Monedas regionales - Kennedy Bibliothek
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BF.RNARD LIETAER Y MARGRIT KENNEDY<br />
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Las crisis monetarias y financieras no son desafortunadamente raras,<br />
pero la que ha comenzado en agosto de 2007 -a propósito de las subprime- ha<br />
tenido como efecto una avalancha de bancarrotas bancadas sin precedentes<br />
en la historia, y presenta una serie de características únicas que merecen la<br />
pena identificar. Se trata de una debacle que encuentra su origen en el centro<br />
del sistema monetario mundial, es decir, en los Estados Unidos. Afecta<br />
directamente al consumidor americano, que ha sido el motor principal del<br />
crecimiento económico mundial durante estos veinte últimos años. Ha<br />
sido, en efecto, la demanda de los consumidores norteamericanos la que ha<br />
alimentado el boom chino, que, a su vez, ha tenido efectos posiüvos tanto en<br />
Europa como en otros sidos.<br />
Esta crisis es el resultado de la utilización excesiva de las innovaciones<br />
financieras -los derivados en el ámbito de la securiti^aáón- que habían llegado<br />
a ser muy populares en el conjunto del sector financiero después del inicio de<br />
los años 90 del siglo pasado. Ha desencadenado una profunda desconfianza<br />
entre los 400 grupos financieros internacionales que, de forma conjunta,<br />
habían gestionado el 80% de las transacciones financieras importantes en el<br />
mundo. Una de las víctimas de esta crisis es la doctrina que considera que la<br />
desregulación sistemática y la autorregulación de los mercados financieros<br />
pueden por sí mismas ofrecer soluciones mágicas para todos los problemas<br />
financieros. Esta crisis es, pues, resultado de una falla en la credibilidad<br />
del modelo neoliberal que imperaba tras la caída del muro de Berlín. Un<br />
cambio de rumbo de esta amplitud necesitará de años para manifestarse<br />
plenamente...<br />
Una de las consecuencias inmediatas será que la disponibilidad de las<br />
finanzas se va a ver reducida durante un periodo más largo de lo deseable,<br />
generando problemas de crecimiento —e incluso de supervivencia- en la<br />
mayor parte de los sectores productivos. Como estos son los mensajes que ni<br />
los políticos, ni los banqueros, evidentemente, quieren anunciar, nos vamos<br />
a quedar un poco escépticos cuando cada repunte temporal de la crisis sea<br />
anunciado como el "fin de la crisis"... En efecto, los gobiernos adoran el<br />
crecimiento porque éste los dispensa de abordar los espinosos problemas<br />
de la desigualdad de rentas. Como lo explicaba Henry Wallich, gobernador<br />
de la Reserva Federal de los Estados Unidos entre los años 1974 y 1986:<br />
"El crecimiento es un sustituto de la desigualdad de rentas. Mientras que<br />
haya crecimiento, hay esperanza, y esto hace más tolerables las grandes<br />
desigualdades en la distribución de la renta""'. Todo esto hace más urgente<br />
todavía la introducción de nuevas soluciones a estos problemas de forma<br />
más adecuada que los métodos tradicionales.<br />
The Guardian, citado en el Cottmer Internacional, n° 896 (del 2 al 9 de enero de 2008), p. 33.