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10 Informe del Prior Provincial • 2008
Por ello, el religioso de nuestra Provincia
debe mantener una mente abierta y culturalmente
rica. En las últimas etapas de la formación
inicial es un hecho la variedad de origen y
cultura de los formandos, y estoy convencido de
que esto es una privilegiada fuente de riqueza.
Las comunidades, todavía hoy con mayoría de
religiosos de origen español, irán cambiando ese
semblante y enriqueciéndose con otras culturas.
Es más que conveniente establecer algún
tipo de contacto directo desde la formación inicial
con otras culturas. La experiencia del contraste
no anula el aprecio y estima de las propias
raíces, y permite vencer un inculto aldeanismo
que sobrevalore lo propio o nos haga juzgar
que casi nada de lo que viene de fuera
puede enriquecernos.
Ministerios
Parroquias, colegios, misiones, casas de formación,
centros de salud, centros de estudio y
formación, atención a inmigrantes, proyectos
sociales, medios de comunicación… Hay variedad
de trabajos, y también de formas de presencia
en ellos: dirección y/o administración,
docencia, formación, atención espiritual y
humana, trabajo manual…
Número de religiosos por comunidad
2005 2008
2 3 5,6% 6 1,9% 3 5,6% 6 1,8%
3 22 40,8% 66 21,6% 16 30,7% 48 15,4%
4 8 14,9% 32 10,5% 15 28,8% 60 19,3%
5 5 9,3% 25 8,1% 4 7,5% 20 6,4%
6 2 3,7% 12 3,9% 2 3,8% 12 3,8%
7 3 5,6% 21 6,8% 1 2% 7 2,0%
8 2 3,7% 16 5,2% 1 2% 8 2,5%
9 1 1,8% 9 2,9% 2 3,8% 18 5,8%
10 2 3,7% 20 6,5% 2 4% 20 6,8%
11 1 1,8% 11 3,6% 0 0% 0 0%
12 2 3,7% 24 7,9% 2 3,8% 24 7,7%
15 0 0% 0 0% 1 2% 15 4,8%
18 1 1,8% 18 5,8% 1 2% 18 5,7%
21 1 1,8% 21 6,8% 0 0% 0 0%
23 0 0% 0 0% 1 2% 23 7,4%
26 1 1,8% 26 8,5% 0 0% 0 0%
33 0 0% 0 0% 1 2% 33 10,6%
Total 54 100% 307 100% 52 100% 312 100%
Ya en el pasado hubimos de atender a realidades
muy dispares. En las antiguas misiones,
los religiosos eran animadores, organizadores y
ejecutores de proyectos de construcción, educación,
atención sanitaria, culto y dirección
espiritual. Su respuesta generosa y sacrificada
les enriqueció humana y espiritualmente.
Hoy no hemos de renunciar a asumir con la
misma generosidad tan heterogéneos desafíos.
Pero la sociedad, de manera justa y razonable,
nos exige mucho más en cuanto a preparación
profesional y calidad en nuestros servicios (por
ejemplo, el proceso de calidad en los colegios o
los proyectos de nueva evangelización en los
ministerios parroquiales).
En los últimos tiempos hemos asumido en
diferentes grados proyectos muy exigentes y
variados: CARDI, Lar Santa Mônica, formación
de líderes laicos y atención a inmigrantes, casas
de espiritualidad… Y la misma exigencia es
ineludible para las responsabilidades internas,
como el acompañamiento vocacional y el proceso
formativo, la atención a los religiosos ancianos
y enfermos, el ejercicio de la autoridad…
La dificultad estriba en la previa preparación
específica y cualificada. A mi modo de ver, la
solución no sería restringir apostolados, sino discernir
cómo ha de ser nuestra presencia
y qué papel hemos de tener en
cada lugar. Dado el número de religiosos
y sus posibilidades de preparación,
se impone definir lo que nos
corresponde y volcar en ello nuestros
esfuerzos. Y, al mismo tiempo, hemos
de cuidar la selección y preparación
de los laicos, ser guías y animadores
de su colaboración, hacernos expertos
en nuestra espiritualidad, transmitida
como elemento esencial y
condición necesaria para la misión
compartida.
El grupo más numeroso de religiosos
se dedica a la pastoral ministerial.
Ha disminuido el dedicado a la
educación y continúan las dificultades
para responder adecuadamente a
la formación de nuestros candidatos
y a los ministerios de frontera.
Según mi parecer, esa variedad
nos exige algo muy en consonancia
con nuestra espiritualidad: el trabajo
en equipo. Hemos de integrar a los
religiosos que llegan de un ministerio
diferente, facilitar su comprensión
del trabajo y de su metodología,
definir bien los proyectos, estudiar-
I. Visión panorámica de la Provincia