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Informe del Prior Provincial • 2008 7
caminos del mundo para encontrar la gran peregrinación
que los pueblos de la tierra han
emprendido en la búsqueda de la verdad, de la
justicia y de la paz”.
Se trata de revisar los proyectos, actuaciones
y decisiones no sólo a la luz de nuestros
intereses, sino también
de los intereses
de la sociedad, de la
evangelización que
necesita, de la colaboración
con quienes
—católicos o no,
creyentes o no, ideológicamente
afines
o dispares— están
dispuestos a mejorar
nuestro mundo.
Norberto Alcover,
jesuita y periodista,
proponía un
análisis iluminador
en un artículo publicado
con motivo de
la XV Asamblea
General de la CON-
FER:
“Sería un gravísimo error acometer esta
tarea de revisión dejándose llevar de un minimalismo
proyectivo, en ocasiones típico de las
épocas de crisis corporativas: como somos
menos cuantitativamente, propongamos realidades
de menor entidad tanto organizativa
como evangelizadoramente, poniendo el factor
económico como elemento nuclear del proceso
[…] No es el momento de volver a posibles cuarteles
de invierno, que tal vez llenarían de tranquilidad
a los espíritus menos atrevidos. Es el
momento de arriesgar en profundidad” (ABC 12-
11-2008).
Nuestra misión define de algún modo nuestra
identidad. Podemos dejar que esa misión se
configure sólo por las circunstancias, y terminar
concluyendo que es Dios quien nos define a través
de ellas como si necesitase de nuestra
inconsciencia; o podemos intervenir con nuestras
decisiones para asumir la misión poniendo
el mayor peso en nuestras capacidades, en lo
que buenamente (¿o cómodamente?) estemos
dispuestos a afrontar.
O, más bien, podemos reflexionar y orar para
descubrir qué misión nos da la posibilidad de
entregar al máximo nuestra generosidad y
esfuerzos en servicio de Dios y de la humanidad.
Presentación
Sínodo de los obipos 2008 en Roma.
El próximo Capítulo Provincial
Un segundo criterio para la elaboración del
Informe lo hemos asumido de las Constituciones
y Código Adicional, que determinan que “el
prior provincial envíe a los religiosos de la Provincia
un informe sobre el estado de la misma”
(388). Se trata de
un instrumento para
cumplir los objetivos
señalados para
el mismo Capítulo.
Nuestras normas
hacen ver que un
buen I n f o r m e s ó l o
se completará con
las aportaciones de
los religiosos. Creo
que no será necesario
insistir demasiado
en las limitaciones
propias de este
Informe para que
comprendamos lo
necesarias que serán
vuestras aportaciones.
Encontraréis descripciones generales que
intentan abarcar ampliamente una realidad;
pero soy consciente de que lo más auténtico es
la vida concreta, el relato de vuestros trabajos,
victorias, avances, encuentros con el Señor y
con los hermanos, alegrías, tiempos de descanso
y ocio, el descubrimiento de la presencia de
Dios en aquéllos a quienes entregáis vuestro servicio;
y también, por qué no, el relato de cada
una de vuestras luchas, crisis, retrocesos, desilusiones,
fracasos, experiencia de sentiros
defraudados.
Frecuentemente el juicio que hagamos de
nuestras propias actuaciones, de la marcha de
las comunidades, de la respuesta que dais a lo
que Dios nos pide, estará condicionado por
nuestra ignorancia, por la subjetividad que nos
arrastra a valorar más lo que va con nuestro
temperamento, o con otras circunstancias.
El diálogo y la escucha, la búsqueda de dar la
primacía a la caridad en el contraste de pareceres,
nos ayudarán a un equilibrio para valorar lo
que hemos logrado, las negligencias o hasta lo
que ni siquiera intentamos realizar.
Pido desde ahora vuestra colaboración para
completar o corregir este Informe para que el
próximo Capítulo cuente con la mayor colaboración
posible a la hora de diseñar un proyecto
para el siguiente trienio.