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Informe del prior provincial • 2008 15
II. Formación Permanente
La formación permanente fue el “tema
estrella” del último Capítulo Provincial. Se
señaló como objetivo prioritario para el
trienio y se le dedicó un capítulo completo con
10 Ordenaciones (frente a las 3 del Capítulo
anterior). La revisión del Directorio también
hizo hincapié en ella con modificaciones en el
texto y, sobre todo, al instaurar un Equipo de
Animación más directamente responsable.
Tanto en las Ordenaciones como en el Directorio
se recogieron elementos de doctrina, ya
que el Capítulo entendía que la comprensión de
la formación era frecuentemente reductiva. De
ahí las citas de Vita consecrata 65 y 71. Creo
aún necesario insistir en la comprensión del
concepto, y sobre todo en la finalidad que tiene
la formación permanente.
Aunque pensemos frecuentemente en la
actualización cultural o teológica como contenidos
de esta formación, sabemos que las mejores
respuestas a la exigencia vocacional o a los nuevos
desafíos no vienen ni de una excelente preparación
cultural, ni de estar al día en las ciencias,
sino de una madurez personal que incluye
ésos y otros ámbitos.
Por eso, todos los tiempos son hábiles para
una formación permanente, como señalábamos
en un protocolo previo al descanso estival:
“Integremos nuestro ocio y descanso como una
ocasión más de fortalecer nuestras relaciones
personales, de prepararnos física y espiritualmente
para dar lo mejor de nosotros mismos, de
aprender de quienes tantos ejemplos nos pueden
dar y compartir con ellos nuestra esperanza”
(Prot. 144/2006).
Objetivo prioritario (Ordenación 1§1)
Al inicio del trienio recordé el protagonismo
que se pretendía dar a la formación permanente:
“Os invito a interesaros por conocer mejor lo
que esa formación permanente exige para convertirse
en verdadera renovación
integral. Aprovechemos las
oportunidades extraordinarias
que tendremos los próximos
meses y acudamos a los encuentros
organizados por la Orden y
la Provincia en los distintos países”
(Prot. 127/2006).
II Formación Permanente
Las mejores respuestas
a los nuevos desafíos
vienen de una
madurez personal
Módulo de Formación Permanente en Costa Rica.
Poco después insistí en los momentos ordinarios
y extraordinarios de esta formación: “La
oración de cada día vivida con fidelidad, la lectura
espiritual cotidiana, el esmero constante
en el ministerio o servicio que se nos pide son
los primeros y más eficaces instrumentos de formación
permanente. Pero necesitamos también
el estímulo que nos ofrecen momentos como el
día de retiro, los encuentros comunitarios, la
elaboración conjunta del ordo domesticus, las
semanas de formación” (Prot. 266/2006).
En el año 2007, en la felicitación con motivo
de la Pascua, os decía: “Pidamos al Señor que
cada lección aprendida en la formación permanente
sea un paso que nos acerque cada vez
más a la verdadera alegría. Que el Señor nos
haga sabios para descubrir en nosotros, en los
hermanos, en Él los motivos para el gozo, para
la gran alegría pascual” (Prot. 55/2007).
También lo indiqué al felicitaros con motivo
del día de la Orden: “Asumamos con convicción
nuestra necesidad de formación permanente,
juntándonos en la escuela de la vida común,
participando activamente en tantas oportunidades
como nos ofrecen la Orden,
la Provincia y muchas otras instituciones.
En definitiva, estamos
invitados a evaluar, a juzgar, a
corregir, a superarnos, a testimoniar
con nuestra vida la función
profética de la vida consagrada”
(Prot. 179/2007).